España y sus grandes ciudades son un oasis de neoliberalismo y especulación inmobiliaria a nivel europeo. Las grandes capitales de países poco sospechosos de ser regímenes comunistas, como Alemania, Francia o Bélgica, se desgranan el cerebro para posibilitar a sus habitantes el acceso a la vivienda. Priorizar a los ciudadanos por encima de los beneficios empresariales es una utopía que no ha llegado a ciudades como Madrid, pero que en Bruselas ha dado un paso importante al anunciarse que varios Ayuntamientos (la capital se compone de 19) requisarán las viviendas vacías que, siendo habitables, no se oferten en alquiler o venta.
La ciudad sede de importantes instituciones europeas sufre la falta de oferta ante una demanda creciente y quiere poner fin a la especulación consistente en mantener inmuebles vacíos fuera de mercado para elevar el precio de los disponibles. En 2022, una reforma de la legislación estableció la posibilidad de requisar un inmueble desocupado, con la posibilidad de reformarlo si este no cuenta con las condiciones de habitabilidad y depositarlo en el mercado con un alquiler social sin que el propietario pueda reclamarlo hasta que se recupere la inversión realizada.
Tener un bien inmobiliario ya era ilegal en Bélgica desde hace 20 años, pero nunca se había dado aplicación a esta norma, de igual manera que al “derecho a la vivienda” reflejado en la Constitución Española. Esto sucedía porque, hasta la reforma, cuando un Ayuntamiento se hacía con una vivienda y la reformaba para alquilarla, posteriormente el dueño podía reclamarlo antes de ser arrendado y recién reformado. Esta trampa que solo favorecía a los acumuladores de casas evitaba que ningún consistorio se embarcase en un proceso que, en definitiva, tan solo iba a suponer una pérdida para las arcas públicas. Ahora eso ha cambiado.
Del total de 19 ayuntamientos que conforman Bruselas, 16 ya cuentan con personal público dedicado enteramente a realizar un barrido y localizar viviendas vacías. Dos de ellos, Saint-Gilles, en manos de los socialistas, y Etterbeek, en mano de los liberales, ya han comenzado a requisar inmuebles para, a continuación, ponerlos en el mercado con un alquiler social. Si es necesaria reforma previa, las posteriores décadas de renta social se destinarán a amortizar el gasto y solo después podrán ser devueltos al dueño que los mantenía vacíos y en malas condiciones.
«Nuestro objetivo es respetar los derechos de todos por encima de todo. Pero si un propietario se opone tajantemente, no tengo ninguna duda de que los poderes públicos actuarán por el derecho a la vivienda«, ha declarado Vincent De Wolf, alcalde de Etterbeek y miembro el Movimiento Reformista, al periódico Le Soir. El liberal quiere evitar que las rentas más desfavorecidas y los jóvenes no encuentren donde establecerse y terminen por abandonar la comuna, por lo que ha tomado medidas.
Además, la administración está vigilando que los propietarios no lancen al mercado, ante el miedo a la requiso, las viviendas a un precio desorbitado y disuasorio. Un modelo matemático encargado a la Universidad Libre de Bruselas ha mapeado el callejero y ha concluido que existen hasta 4.500 viviendas vacías y cuyos propietarios las han abandonado o rehúsan de alquilarlas. Por si fuera poco, en la capital belga también es ilegal destinar un inmueble al alquiler vacacional a corto plazo, algo que contrasta con la invasión de Airbnb que asola ciudades como Madrid.
Europa ya dio un toque a España
La Comisión Europea ya advirtió a España el pasado mes de diciembre al considerar que el mercado de la vivienda español cuenta con unos precios “sobrevalorados”. Los datos de Bruselas apuntan a que ya en 2022 el encarecimiento fue del 7,4%, situando los precios un 15% del valor real, y que en 2023 la sobrevaloración roza el 20%. En Bruselas, el alquiler ha crecido un 10,6% en el último año y han decidido tomar medidas.
El problema de precios de la vivienda no es una realidad únicamente española; sin embargo, el enquistamiento de los precios si es marca de la casa. Estados como República Checa, Países Bajos o Suecia comienzan a caer de los niveles desproporcionados alcanzados, mientras otros como Bulgaria, España, Letonia, Portugal y Eslovenia sufren todavía ascensos, pese a sufrir ya valores muy elevados.
“La evolución de los precios de la vivienda puede verse como un factor de riesgo para una futura corrección más pronunciada si las condiciones económicas se deterioraran, con los precios de la vivienda fuertemente sobrevaluados”, reza el informe emitido por Bruselas.