La mayoría de las cámaras modernas, incluyendo las utilizadas en dispositivos de seguridad y teléfonos móviles, emiten radiación electromagnética desde los cables en su interior, que puede ser interceptada y decodificada aunque la cámara se encuentre supuestamente apagada. Según una nueva investigación, esto permitiría el acceso no autorizado a imágenes y transmisiones de video en tiempo real.