Aveces es necesario un hecho tremendamente conmovedor para que los políticos reaccionen ante o frente, según el caso, la opinión pública y un asesinato premeditado es un detonante. Como dijo Putin hace dos años mientras sonreía a raíz del fallido envenenamiento: «si quisiera haber matado a Navalni, lo hubiera hecho». Lo que traducido al español significaba, «la próxima no fallo».