El PSOE solo esperó dos días, desde que estalló el caso Koldo, para enseñar la puerta de salida a José Luis Ábalos. La responsable de verbalizarlo en público fue la vicepresidenta primera y número dos del partido, María Jesús Montero, quien aseguró el pasado viernes sobre la posibilidad de pedirle el acta que “sé lo que haría yo”. Fue un punto de inflexión en la gestión interna del caso por el que se investiga al que fuera asesor de Ábalos en el Ministerio de Transportes por una presunta trama de comisiones ilegales en la compra de mascarillas durante la pandemia. El secreto de sumario se había levantado unas horas antes, con referencias a un pinchazo telefónico que señalaba al exministro, y en la cúpula del partido pasaron de rechazar la posibilidad de exigirle el acta a intentar forzar su renuncia. Entonces, comenzaron las 72 horas de presión, infructuosas, hasta acabar en un ultimátum este lunes de la ejecutiva.