Francina Armengol, con ella el PSOE balear y el Ejecutivo que presidió hasta que perdió las elecciones en mayo de 2023, confronta muy serio problema. Actuó, al menos, con llamativa negligencia en el asunto de la compra de mascarillas al sinvergüenza de koldo, protegido y patrocinado por José Luis Ábalos. Desgañítese el voluntarioso Negueruela para tratar de salvar a su jefa. Parece que la hoy presidenta del Congreso de los Diputados no estará en disposición de dar cumplida y satisfactoria respuesta al retraso de tres años, cuando recogían los bártulos para marcharse a la oposición, en reclamar los millones de euros a la empresa de Koldo, que, para mayor recochineo, les hizo el consabido corte de mangas. Mal lo tiene Armengol. Su continuidad en la presidencia del Congreso de los Diputados puede que esté blindada. Lo cierto es que su imagen, veremos si algo más, queda hecha unos zorros. Con un poco de ética, esa a la que no se la espera por ninguna parte, haría mutis por el foro. No sucederá. Queda acreditado cómo actuó el Gobierno que la señora Armengol presidía, de qué manera tan vergonzante se escabulló cuando de lo que se trataba era de reclamar con contundencia la devolución del dinero público defraudado. Además, para que no falte de nada, el PSOE volvió a contratar a la trama tras la primera entrega fraudulenta de mascarillas. El poder que irradiaba la cercanía a José Luis Ábalos era contundente.