Ha pasado un año desde que los dos apuñalamientos que se produjeron en sendas reyertas en el Ensanche de Santiago colmaron el vaso de la paciencia de los vecinos y derivaron en una queja formal por parte de la Asociación Raigame por el aumento de la conflictividad en la zona nueva de la capital gallega. A raíz de aquella protesta, y después de una reunión de las partes con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, se puso en marcha un operativo especial para ejercer un mayor control sobre la marcha nocturna, de cara a evitar nuevos problemas de convivencia y sobre todo garantizar la seguridad y tranquilidad de los residentes. Trece meses después, el presidente de Raigame, Xosé Manuel Durán, asegura que aquel dispositivo especial para vigilar el ocio nocturno “apenas durou dous meses”. Si bien admite que el problema del Ensanche “non se soluciona cun reforzo da presenza policial en momentos puntuais”.