El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko (69 años), principal aliado de Rusia y en el poder desde 1994, denominado como ‘el último dictador’, anunció este domingo que se presentará a una nueva reelección en 2025. «Lo haré, lo haré, lo haré. Díganles (a los opositores), que me presentaré», dijo el mandatario, cuya reelección en 2020 dio lugar a las mayores protestas antigubernamentales en la historia en la república exsoviética.
El mandatario, cuya relección en 2020 no fue reconocida por Occidente, aseguró que no permitirá a sus detractores llevar a cabo un cambio de poder. «Sabemos sacar conclusiones de nuestros errores. Por eso, que no esperen nada«, aseveró. Además de dejar claro que Bielorrusia no requiere del visto bueno de Occidente.
«Ninguna persona, ningún presidente responsable, abandona a la gente que lucha por él», dijo Lukashenko tras votar en las elecciones parlamentarias y municipales en Bielorrusia, boicoteadas por la oposición. Además, agregó, que no puede «irse mañana», porque sería una traición del país. No obstante señaló que aún queda un año hasta las próximas presidenciales y muchas cosas «pueden cambiar».
lukashenko is going to the presidential elections in Belarus in 2025 and says that it will be difficult to turn down “power”
“To be honest, nowhere in the world are there open, fair elections like in Belarus!.. It will be difficult to overthrow the government in Belarus even in… pic.twitter.com/Xw1YWHoYkI
— Jürgen Nauditt 🇩🇪🇺🇦 (@jurgen_nauditt) February 25, 2024
Este domingo se abrieron las urnas para elegir a los miembros del Parlamento y a las autoridades municipales bielorrusas. Unos comicios en los que resalta la ausencia de todos los grupos opositores, a quienes no se les ha permitido registrarse, frente a los únicos cuatro partidos que sí han podido participar, todos ellos fieles a Lukashenko.
Svetlana Tijanóvskaya, líder de la oposición en el exilio, llamó previamente al boicot de los comicios parlamentarios, en los que, según las autoridades, para las 9:00 hora local ya había votado el 43,64% del censo. «Simplemente corónate a ti mismo. De todos modos, nadie se dejará engañar«, publicó Sviatlana Tsikhanouskaya, excandidata presidencial.
The #Belarus regime’s so-called elections today fail to meet any democratic standards, resembling more a military operation against its own citizens, the constitution & common sense. I urge Belarusians & the international community to categorically reject this sham. pic.twitter.com/oPDqDvvQpQ
— Sviatlana Tsikhanouskaya (@Tsihanouskaya) February 25, 2024
«Farsa. Fraude. Impostor. Estafa. Circo. Imitación. Ritual. Operación militar. Hay muchas palabras para describir lo que está sucediendo hoy en Bielorrusia. Pero no lo llames elecciones», denunció Tsikhanouskaya.
Con esta metodología dictatorial, el líder bielorruso se asegura eliminar poco a poco cualquier residuo opositor y cualquier -mínima- esperanza de cambio, una actitud que ha sido denunciada ante a comunidad internacional por vulnerar derechos fundamentales.
Estados Unidos condenó lo que llamó elecciones parlamentarias y locales «falsas». «Las elecciones se celebraron en un clima de miedo en el que ningún proceso electoral podía considerarse democrático«, afirmó el domingo el portavoz del departamento, Matthew Miller, en un comunicado.
El Parlamento bielorruso -realmente- tiene poca funcionalidad. No obstante, según señala su Carta Magna, será el presidente de la Cámara quien sustituya temporalmente al presidente en caso de muerte o incapacidad. A sus 69 años (70 el 31 de agosto), se asegura que pase lo que pase en el futuro, continuará su legado.
[¿El fin de la dictadura o el inicio de otra? Escenarios que se abren cuando Lukashenko ya no esté]
Carrera política
A los tres años de independizarse de la Unión Soviética (URSS), en 1994, Lukashenko salió elegido presidente como candidato independiente, sin pertenecer a ningún partido político. Él, junto a su discurso populista, frente a todo un país. Ganó.
Con el Estado en el centro de su sistema, los ciudadanos, completamente dependientes de él, tanto economica como laboral, deciden confiar en un personaje que busca el acercamiento total a Rusia. Por este motivo se empezó a considerar a Minsk un ‘estado-tapón’, una marioneta de Moscú.
En 2020 la frustración de los bielorrusos se hizo visible, año en el que perdió las elecciones frente aTijanovskaya. Tras un giro de los acontecimientos, Lukashenko se impuso con un 80% de los votos. Ahí estallaron las protestas y Putin intervino.
Desde ese momento la opositora vive en el exilio, habiendo sido condenada a 15 años de prisión.
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