La necedad de quienes gobiernan las actuales potencias queda otra vez descubierta. El canciller alemán Olaf Scholz solicita a las naciones europeas (entiéndase aquellas que conforman la OTAN) producir armamento masivamente, amén que Donald Trump anunció retirarles el apoyo de los Estados Unidos si logra instalarse de nuevo en la Casa Blanca. Bajo el manido argumento de que Europa no puede ceder ante la avanzada rusa ni al legítimo derecho de defensa, el funcionario germano proclama cual señor de la guerra lo que parece ser nuestro estado natural: depredarnos unos a otros. Si queremos una paz estable y duradera, entonces no debemos prepararnos para ejecutar su contraria, sino demostrar capacidad discursiva que permita reconocernos aún entre nuestras diferencias más irreconciliables. Instar a las armas es obviar torpemente el potencial destructivo que hoy la humanidad alcanzó, y que en un eventual conflicto a escala global ninguno tendría ocasión de declararse en victoria. Mientras millones de euros se invierten en la fabricación de balas, pocos advierten que el hambre y la ignorancia continuarán arrasando esta civilización.La necedad de quienes gobiernan las actuales potencias queda otra vez descubierta. El canciller alemán Olaf Scholz solicita a las naciones europeas (entiéndase aquellas que conforman la OTAN) producir armamento masivamente, amén que Donald Trump anunció retirarles el apoyo de los Estados Unidos si logra instalarse de nuevo en la Casa Blanca. Bajo el manido argumento de que Europa no puede ceder ante la avanzada rusa ni al legítimo derecho de defensa, el funcionario germano proclama cual señor de la guerra lo que parece ser nuestro estado natural: depredarnos unos a otros. Si queremos una paz estable y duradera, entonces no debemos prepararnos para ejecutar su contraria, sino demostrar capacidad discursiva que permita reconocernos aún entre nuestras diferencias más irreconciliables. Instar a las armas es obviar torpemente el potencial destructivo que hoy la humanidad alcanzó, y que en un eventual conflicto a escala global ninguno tendría ocasión de declararse en victoria. Mientras millones de euros se invierten en la fabricación de balas, pocos advierten que el hambre y la ignorancia continuarán arrasando esta civilización.