De la localidad valenciana de Buñol es famosa la Tomatina, la fiesta en la que los participantes se lanzan miles de tomates. En Haro, La Rioja, se celebra la Batalla del Vino. Existe también la Battaglia delle arance o Batalla de las naranjas en Ivrea, ciudad del norte de Italia, que se celebra en Carnaval.
La batalla de naranjas parece ser también una práctica, a medio camino entre la novatada y la travesura, que realizan los alumnos del centro de formación de suboficiales del Ejército del Aire, situado en la localidad leonesa de La Virgen del Camino.
El Juzgado Togado Militar Territorial nº 42 de Valladolid dictó hace meses auto de procesamiento de un caballero alumno de la Academia Básica del Aire por un delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas por los militares, en su modalidad de maltrato de obra, en concurso ideal con un delito de lesiones.
El procesado recurrió, pero el Tribunal Militar Territorial Cuarto, con sede en La Coruña, desestimó el recurso en un auto consultado por El Chivato.
Un grupo de alumnos de la academia se congregaron en una nave de alojamientos, después de la formación de retreta, el toque con el que se da por finalizado el día. Según la justicia militar, se citaron para celebrar una “guerra de naranjas”.
Dos de los participantes de esa batalla campal terminaron denunciándose mutuamente, pero sólo uno ha terminado siendo procesado.
Sucedió que un alumno le pidió a otro que apagase la luz de la nave para dormir. El segundo se negó, y se produjo un pequeño rifirrafe en el que tuvo que mediar un compañero. Finalmente apagaron las luces, pero varios alumnos “indicaron repetidamente al caballero alumno” que se había resistido a apagar “que dejara de molestar porque querían dormir”.
El alumno señalado, ya procesado, se acercó a la cama de un compañero “diciéndole que se levantara que le iba a pegar, repeliéndole éste con un empujón”. El primero le propinó un puñetazo en el ojo a quien ocupaba esa cama.
El que recibió el puñetazo fue al baño, acompañado de varios compañeros, y vio que tenía una herida en una ceja. Al día siguiente marchó a urgencias a un hospital de León, donde le diagnosticaron “contusión ocular / hematoma palpebral / escoriación en ceja”.
El procesado alegó que fue el otro, el que ocupaba la cama, quien “sin mediar palabra se levantó y le dio un fuerte empujón en el pecho” a él, motivo por el que tuvo que acudir al día siguiente al mismo hospital de León “por levantarse con mareos derivados del golpe y por contractura cervical”.
En su defensa, alegó que “durante los hechos ocurridos, las luces de la nave se encontraban apagadas, no siendo posible que nadie pudiera ver ningún golpe de parte de ninguno de los caballeros alumnos”.
Así que apunta, como hipótesis, que las lesiones en una ceja del otro alumno podrían proceder “del impacto de una naranja” durante esa batalla campal que organizaron los aspirantes a suboficial del Ejército del Aire en la academia de La Virgen del Camino.