Pasadas las 11.00 horas de hoy, sábado, el cangués Daniel Fernández Soto se acercó a las puertas del Ayuntamiento de Cangas de Onís y, posteriormente, a las dependencias de la Policía Local, sitas en la plaza Camila Beceña, con un macuto petado de botes y latas de refrescos y cervezas, vacíos, alrededor de veintitantos kilos, que acababa de recoger por su propia cuenta y pese al mal tiempo reinante, en la cuneta desde el núcleo rural de Cañu y la zona de El Viesgo, esta a la entrada de la ciudad canguesa, en la carretera N-625 (León-Santander) a su paso por Cangas de Onís.
«Es una auténtica vergüenza. Y eso sólo en la cuneta de Cangues a Cañu», aseveró Fernández Soto («Detecthor), muy aficionado a la detección de metales, quien, en esta oportunidad, no quiso dejar pasar el asunto de la escasa concienciación ciudadana a la hora de arrojar latas y otros residuos por arcenes o sendas, en este caso concreto en el tramo que une la Avenida de Castilla, en la urbe canguesa, con las inmediaciones de la ribereña localidad de Cañu, apenas 2 kilómetros de trayecto. Un modo de protesta cívica que no pasó desapercibido.