«Una locura». Así describen Alejandro Carabal y Fede Baviera, dos de los bomberos que han estado luchando durante horas por sofocar las llamas del terrible incendio declarado este jueves en Campanar lo vivido en el lugar del siniestro. Ambos llevan más de dos décadas de servicio y los dos coinciden en que nunca antes habían vivido una situación de tal magnitud. «Es algo inusual. Nunca he visto nada igual ni lo veré en 30 o 40 años afortunadamente», cuenta Baviera, bombero del Ayuntamiento de Valencia que acudió como voluntario tras enterarse de lo que estaba ocurriendo. «Estaba en casa porque estaba fuera de turno. Me pasaron un WhatsApp con un vídeo de lo que estaba pasando y me fui volando a mi parque, que es el de Campanar. Me puse el equipo y me puse a disposición de los mandos a la espera de recibir órdenes».
Baviera cuenta que mientras se desplazaba sospechaba que la cosa pintaba mal, «pero es que lo que me encontré era mucho peor. Sobrepasa lo inimaginable. Los edificios ardían mucho más rápido que una falla de especial». Durante cerca de 12 horas estuvo plantando cara a las llamas. «Llegué a las 18:30 de la tarde y estuve hasta las 5:00 de la mañana», cuenta mientras detalla que durante ese tiempo estuvo haciendo tareas de rescate. «Nos dijeron de subir a una vivienda de la octava planta porque habían recibido avisos de que había gente encerrada en los baños esperando un rescate». Sin embargo, la alta gradación que había en la zona sumado a las fuertes rachas de viento complicaban el trabajo y cuando finalmente podían acceder lo que se encontraban era la nada. «Estaba todo diáfano. Ni rastro de paredes ni nada. Ni siquiera de las puertas, que eran acorazadas -explica, y apunta- ahí dentro había unos 900 o 1.000 grados fácilmente«.
«Llegaron a temer por sus vidas»
Preguntado sobre cuáles fueron las escenas que más le impactó, Baviera subraya que era la magnitud del fuego. «Era el infierno en la tierra. Es que ni una falla arde a esta velocidad» insiste. No todo fue negativo, ya que también destaca
. «Eso me impactó muy positivamente. Fuimos muchas las personas que acudimos voluntariamente, no solo bomberos». En este sentido, destaca la labor desempeñada por médicos, teleoperadores, médicos, enfermeros, policías… «Todo el mundo se ha volcado con este siniestro».
Similares declaraciones las de su colega de profesión, Alejandro Carabal, que a sus 46 años lleva media trabajando en el Parque Central de Bomberos. Carabal cuenta que estaba en el cumpleaños de un familiar cuando se enteró, pero tras conocer la noticia acudió sin dudarlo. «El servicio ha sido una locura», repite, y como Baviera, insiste en que lo vivido fue «una salvajada. Los primeros compañeros que fueron pensaban que iban a un incendio normal, pero qué va. Ha sido un caos. Una catástrofe», lamenta mientras señala que incluso dos compañeros llegaron a temer por sus vidas. «Se quedaron sin aire y pensaban que iban a morir porque no tenían salida«.
El hombre no puede evitar que se le quiebre la voz al recordar sus más de diez horas de servicio. «Entré en el edificio, intentamos llegar a viviendas, pero no pudimos porque había mucha temperatura y mucho humo. Nos dieron la orden de desalojar el edificio y atacar el fuego por la fachada porque era imposible. Apagabas una vivienda fuera y se te encendía otra por el viento», cuenta mientras señala que trabajaban por relevos: «Estás ahí hasta que un compañero te dice que bajes». Carabal no recuerda una catástrofe de esta magnitud y la equipara con el accidente del metro en la que 43 personas perdieron la vida en julio de 2006. «Es que te acercabas y veías todo diáfano. Ni una pared, ni una puerta, solo las varillas del pladur«. También destaca la cantidad de bombonas de butano que había en el edificio a pesar de ser de reciente construcción, un factor que dificultaba las tareas de extinción por el riesgo asociado.
El 112, «los grandes olvidados»
Son muchos los malos momentos vividos durante este servicio, «situaciones de las que nos va a costar mucho reponernos». Sin embargo, lamenta que la situación más frustrante de todo fue «saber que estás intentando rescatar a gente a la que no íbamos a poder rescatar. Es la mayor frustración de un bombero. La impotencia de que se estén pidiendo socorro y no poder ofrecer auxilio». Un sentimiento compartido con los servicios de Emergencias del 112, «los grandes olvidados. Nunca se pone en valor la importante tarea que realizan porque son los que están detrás del teléfono escuchando los lloros de la gente, gritos de auxilio de padres que están desesperados porque no escuchan respirar a sus hijos, los que están trasladando los protocolos y comiéndose todo el marrón. Es gente invisible que hacen una gran labor», destaca.
Asimismo, agradece las muestras de solidaridad por parte de toda la ciudadanía y de empresas que se acercaron a la zona para ofrecerles algo de comer y de beber. «Parece una tontería, pero en esos momentos viene muy bien. Es de agradecer».
Mucho trabajo por delante
A pesar del infierno vivido en el incendio de Campanar, Alejandro y Fede no dudan en volver a trabajar en el operativo si así se lo solicitan. Ambos se han ofrecido voluntarios, «sobre todo sabiendo lo que hay ahí. Nos ofrecemos voluntarios para seguir trabajando porque sabemos lo que hay dentro y lo que van a encontrar«, cuentan al tiempo que explican que estos momentos los trabajos se están enfocando en el mapeo de toda la zona afectada planta por planta. Asimismo, saben que les va a costar reponerse de este terrible suceso. «Todos los bomberos tenemos un fantasma que nos acompaña, pero cuando eres padre y ves que hay niños entre las víctimas, eso no lo olvidas y te acompaña toda la vida», cuenta Carabal, a lo que Baviera añade que «al llegar a casa te quedas en shock por todo lo que has vivido. Intentas descansar y duermes porque estás muy cansado, pero estás con la mente en el siniestro».
Para ayudarles a lidiar con estos conflictos, los cuerpos cuentan con un servicio de atención psicológica. Además, Baviera cuenta que les han ofrecido servicios psicológicos para quien lo necesite «porque encontrarte víctimas calcinadas afecta y te lo llevas a casa. A este respecto, saben que en las próximas horas vendrán los momentos más duros, cuando vayan apareciendo los cadáveres. Y señalan que los trabajos se van a alargar durante varios días «porque hay mucha temperatura y pequeños focos. Todavía estaremos varios días haciendo labores de extinción y desescombro», cuentan.