Logró un punto el Real Zaragoza en su visita a La Cerámica, un botín insuficiente, claro está, un punto de auténtico suplicio para el equipo de Velázquez, que ya está para muy pocas cosas. Los casi 3.000 zaragocistas que acudieron a Villarreal asistieron a una nueva demostración de impotencia en lo futbolístico, una nulidad en el juego, sin que el cambio de esquema trajera una transformación en ese aspecto, para que el empate aleje más, si cabe, el sueño, porque solo sueño es, de alcanzar el tren de la zona noble, con la sexta plaza a siete puntos, porque este Zaragoza no está para ningún vuelo, solo para acabar la mediocre temporada que lleva con una posición que se corresponda con su fútbol, que acaba siendo justo con los que no lo tratan bien.