Ellas fueron las primeras en estar ahí con las víctimas del incendio de Valencia. Coordinaron dónde iban a dormir, qué o a quién necesitaban, y estuvieron prestando atención psicológica a familiares y víctimas desde el minuto uno. Fueron el primer abrazo y la red que necesitaban algunas víctimas o familiares que contemplaban el fuego sabiendo que uno de los suyos estaba dentro.
El grupo de especialistas de llama Servicio de Atención a Urgencias de Servicios Sociales (Sauss), pertenece al Ayuntamiento de Valencia y está compuesto por psicólogas, trabajadoras sociales e integradoras sociales.
Ellas, además, fueron de las primeras en dar la voz de alarma cuando un equipo pasó casualmente por el edificio cuando empezó a arder. «Pararon y se quedaron allí mismo, avisaron, y en poco tiempo éramos un equipo de 11 personas», explica Mireia García, jefa del servicio y la que tuvo que tomar las decisiones para acoger a las víctimas lo más rápido y mejor posible.
Los especialistas del Sauss fueron los primeros en lidiar con el trauma y la tragedia, y Mireia la que se puso al mando de coordinar esta emergencia. «Hemos estado en muchas urgencias sociales, pero nada como esto», explica desde un centro que atiende a las familias al lado del edificio calcinado.
Acompañar en el dolor
«Me enseñaron varios locales, y decidí que el de Valientes era el mejor para trasladar momentáneamente a las víctimas. Mientras tanto ya estábamos buscando hotel para que pudieran pasar la noche ahí. Mandamos gente a la puerta del edificio, al hotel y al local, grupos de psicólogas para ayudar a estas personas que lo acababan de perder todo», explica.
Lo primero que se hizo fue organizar una fila de filiación donde Sauss y policía anotaban datos de las víctimas o de los familiares que se acercaban. «Había personas que hablaron por teléfono con su familiar cuando el incendio estaba activo, y que llegaron ahí y vieron arder la finca mientras esperaban que bajara. Fueron momentos complicadísimos», apunta.
Mientras se organizaba la fila el dispositivo ya estaba formado por tres puntos: el hotel, la fila y el local de Valientes. En todos había especialistas de todo tipo para gestionar las necesidades de las familias que acababan de perder la casa. «Quien necesitaba alojamiento se le daba, y se movilizaron algunos autobuses del a EMT para transporte mientras llegaban enseres para cubrir sus necesidades», cuenta.
A este punto se le añadiría otro la mañana siguiente, un centro cercano al edificio al que las familias de los desaparecidos o las propias familias afectadas podían ir para hablar con el equipo de lo que necesitaran.
Comunicar las malas noticias
La misma noche de la tragedia hubo que coordinar la comunicación con las familias. Algo de lo que, asegura Mireia García, se encargó personalmente la alcaldesa de Valencia María José Catalá. «Era muy importante que la información fluyera, y en cuanto tuvimos información veraz de madrugada le trasladamos a las familias, sobre todo a las de los desaparecidos, que las posibilidades de encontrar con vida a los suyos eran ya nulas», explica.
El dispositivo coordinado por García constaba también por miembros del Cicu, de Policía Nacional y Local, de la UME y de Cruz Roja, a disposición de lo que necesitaran las víctimas.
Pese a todo, hay veces que no se puede mitigar el dolor. «Lo único que podíamos hacer es acompañar, que ya es mucho. Si la persona necesitaba ver el edificio arder, pues que lo viera, una de nuestras especialistas iba a estar al lado por si necesitaba cualquier cosa. No se puede forzar a las personas, pero sí acompañarlas en su dolor», explica. Por este motivo se indicó que era muy importante que las víctimas no fueran medicadas: «La tristeza es fundamental para empezar el duelo de forma saludable», explica.
Las heridas que quedarán
La resaca del incendio deja muchas heridas abiertas y preguntas por responder, y no solo a las familias. «Las siguientes en pasar por terapia seremos nosotras probablemente. No puedes evitar que te afecte. Muchas trabajadoras abrazaron a las familias que vieron cómo ardía su edificio sin que bajara su ser querido, eso será algo que tendremos que tratar en el futuro, cuando todo esté encarrilado», cuenta.
Pero no ahora. Durante la entrevista en la puerta del centro de atención el móvil de Mireia no para de sonar y las trabajadoras del Sauss no paran de preguntarle; ella contesta con diligencia para coordinar el dispositivo para las familias, que itentan que estén siempre acompañadas por una trabajadora del Sauss en todo lo que necesiten.
Este lunes se prevé que haya una reunión en el Ayuntamiento de Valencia para tomar decisiones a medio plazo para ayudar a las familias. La alcaldesa de la ciudad ya anunció que ponía a disposición de los afectados un edificio de 131 viviendas sociales.