Dentro de la tragedia, siempre se erigen héroes que sin quererlo se convierten en protagonistas de la historia. Es el caso de Julián, el conserje de uno de los dos edificios calcinados el jueves en Valencia, que fue clave para salvar la vida de muchos de los vecinos del inmueble. Diez perecieron en el suceso, pero muchos otros consiguieron salir a tiempo porque Julián se encargó de alertarles del humo y las llamas.
«Fui subiendo por una de las escaleras paralelas del edificio y avisando a la gente«, narraba en la plaza del Ayuntamiento de Valencia después del minuto de silencio en recuerdo de las víctimas mortales del suceso. No dudó un instante en subir y llamar a la puerta de cada uno de los vecinos. Fue planta por planta, piso por piso. Explica que «iba tocando a las puertas e íbamos bajando en grupos hasta el patio». Piso a piso, hasta el número doce. «Creo que llegué hasta ese, aunque no me acuerdo mucho porque íbamos subiendo y bajando».
El humo y las llamas le hicieron parar
Sin embargo, pese a su ímpetu, hubo un instante en el que la cantidad del humo y el auge de las llamas impidieron que continuara con su labor. «Hubo un momento en el que los bomberos ya no nos dejaban subir», narraba. Fue entonces cuando se resguardó en el patio, por si los equipos de Emergencias necesitaban ayuda por su parte, aunque el humo fue siendo mayo cada vez, por lo que los bomberos «pusieron unos ventiladores para sofocar el humo».
Eso no impidió que la situación «se pusiera peor». Ya no era solo humo, sino que «caían las planchas con fuego«. Julián se resguardó en un rincón de la entrada del edificio. Fue el peor momento porque «pasé mucho miedo«. Al final, se decidió a salir, aunque tuvo que dar la vuelta al edificio, pero consiguió salir con vida y también la de sus vecinos.
Agradecimiento de los vecinos
Su gesta le ha valido el reconocimiento de muchos de los vecinos del edificio y, también, de sus familiares. «Muchos me han dado las gracias«, contaba, aunque el mayor agradecimiento ha sido por parte de una «señora mayor» a la que ayudó a bajar de su piso y, también, de «un señor con silla de ruedas», con movilidad reducida, al que consiguió sacar del edificio con vida.