Das a tu familia un mensaje de buenas noches antes de acostarte; tranquilo, ilusionado y con la única preocupación de descansar porque al día siguiente tienes que afrontar una nueva jornada de trabajo. Pero, de repente, suena una sirena que no es el despertador habitual, sino una bomba. Y ya nada vuelve a ser igual. No lo es para los ucranianos desde el pasado 24 de febrero de 2022, la madrugada en la que Rusia lanzó la invasión a gran escala del país.