Un dron de los Bomberos ha captado cuatro cadáveres en un balcón del complejo residencial de 15 plantas arrasado este jueves por las llamas en Valencia. Se trata, por tanto, de la primera constatación de que ha habido muertes en el siniestro. Las mismas, si se confirman los peores presagios, pueden superar la veintena.

Los fallecimientos los confirmó la madrugada de este viernes el portavoz de los Bomberos en una comparecencia junto al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y la ministra de Innovación, Diana Morant. No habló de desaparecidos, pero el Ayuntamiento de Valencia añadió poco después que se trata de un total de 19.

Gritos desgarradores procedentes desde el interior estremecieron a los presentes durante toda la tarde. Todos, sin excepción, daban por seguro que habría víctimas mortales, pero no fue confirmada ninguna hasta la madrugada. Las autoridades solo hablaron inicialmente de trece heridos.

[Fotogalería: Así ha devorado el fuego el complejo residencial del barrio de Campanar de Valencia]

La tragedia, independientemente de la cifra final de fallecidos, pudo haber sido mucho mayor. La minimizó la actuación heroica de Julián, el conserje, que se jugó la vida para salvar la de los demás al avisar puerta por puerta con el incendio ya declarado. También la de los bomberos, que rescataron a dos supervivientes de un balcón cuando ya parecía imposible.

El siniestro consternó este jueves a propietarios y residentes. «¿Cómo ha podido arder de esta manera un edificio de 2008?». Este fue el lamento generalizado en las inmediaciones del complejo de 138 viviendas y 450 vecinos arrasado por las llamas en el barrio valenciano de Campanar. El inmueble lo construyó la promotora Fbex, del empresario Juan Parada.

La clave parece estar en el poliuretano que contenía la fachada y en el intenso viento. Soplaba a unos 20 kilómetros por hora, con rachas de hasta 60.


Rescate a dos personas de los bomberos en pleno apogeo del incendio.

Efe / Manuel Bruque

«Es increíble, era nuevo y ha ardido como una falla«, exclamaba otra lugareña. Los vecinos se agolpaban desesperados junto al precinto policial. «He perdido mi casa»«tenía dentro toda mi vida» fueron las frases más repetidas. «Estaba atrapada en su piso y ya no me coge el teléfono«, lamentaba entre lágrimas una mujer.

La tarde caía y el fuego se propagaba con celeridad. Valencia al completo, con ceniza en barrios a kilómetros de distancia, fue testigo del incendio, que provocó una inmensa columna de humo negro desplazada por el viento. El 112 movilizó inicialmente a diez dotaciones de Bomberos municipales, dos SAMU y un SVB.

Las llamas, según las imágenes difundidas en un primer momento, comenzaron en la parte superior de la finca. Se desconoce qué las provocó. Rápidamente, en poco más de una hora, se extendieron a la totalidad del inmueble. Tanto hacia arriba como hacia abajo. Hubo un gran temor de que pudiera colapsar el edificio, pero la estructura resistió. «En principio no hay riesgo de colapso», aseguró en su comparecencia el representante de los bomberos.

El Colegio de Ingenieros Técnicos de Valencia apuntó directamente al revestimiento de poliuretano del edificio como uno de los posibles factores de propagación del fuego, junto al fuerte viento y las altas temperaturas.


Secuencia de cómo se expandió el incendio en el edificio de Valencia. TikTok

Se unió a esta tesis la vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia, Esther Puchades, que fue la especialista que peritó el complejo.

Algunos vecinos se mostraron contrariados con esta explicación. Argumentaron que, según la información proporcionada cuando lo adquirieron, el revestimiento de la fachada era de un producto denominado alucubond.

Se trata de «un compuesto de aluminio con relleno mineral de difícil inflamación» o incluso «incombustible» -en función de la gama utilizada-. El poliuretano, sin embargo, parecía encontrarse debajo de este revestimiento.

Esther Puchades indicó que el inmueble comenzó a construirse en 2005. El Código Técnico de Edificación del año 2006, modificado en 2017, ya impide este tipo de revestimientos y exige materiales ignífugos para evitar incendios.