Su padre ha confesado que el verano pasado mató al anciano que cuidaba en Madrid después de recogerlo del hospital. El hombre está en prisión a la espera del juicio. Antes y después del crimen, el cuidador vaciaba las cuentas corrientes del anciano, don Manuel, un ingeniero jubilado que vivía solo y no tenía familia cercana. CASO ABIERTO ha sabido que el piso del anciano lo heredarán los dos hijos mayores de su asesino.
Es un piso de unos noventa metros cuadrados en la avenida de Abrantes, en el barrio de Carabanchel. Allí vivía don Manuel, y allí le cuidó durante años el que luego iba a ser su asesino, un inmigrante ecuatoriano llamado Jaime. La investigación de la Guardia Civil de Ávila permitió detener al cuidador y recuperar el cadáver del anciano el pasado 20 de septiembre.
Cambio de testamento
Ahora, la Guardia Civil ha descubierto que, años antes de morir, don Manuel cambió su testamento. Tras la muerte de su hermana, el hombre, de 89 años, ya no tenía familia. Así, en el año 2020, cuando no habían comenzado las desavenencias con el cuidador, decidió dejar en herencia el piso a los dos hijos mayores de ese hombre, con quien convivía.
Ya en vida de don Manuel los dos jóvenes disfrutaban de esa vivienda. El anciano se había trasladado a vivir a San Martín de Valdeiglesias, siguiendo los pasos del hombre que le cuidaba, y el piso estaba vacío. Los dos hijos del cuidador estudian en una universidad madrileña y se instalaron allí, al menos durante el curso, según fuentes del caso.
El crimen del anciano ocurrió el pasado verano. El 12 de julio don Manuel recibió el alta de la clínica privada a la que acudía. A pesar de que había anunciado su intención de ingresar en una residencia, su cuidador, Jaime, fue a recogerlo y se lo llevó en coche.
Según su confesión, ambos discutieron y lo estranguló con el cinturón de seguridad. Luego, lo metió en un bidón de cal y lo dejó en un trastero de la casa de San Martín de Valdeiglesias donde vivían, esperando que la cal descompusiera el cuerpo. Pero compró la cal equivocada y el cadáver quedó momificado.
En septiembre, la esposa del cuidador acudió a la Guardia Civil. Una patrulla lo detuvo el dia 20 de ese mes en una finca de Sotillo de la Adrada (Ávila). En su coche tenía un mueble que había fabricado, dentro del mueble estaba un bidón de plástico. Dentro del bidón, el cadáver de don Manuel.
La Guardia Civil sostiene que antes y después del crimen, el cuidador fue obteniendo dinero del anciano, de quien tenía las tarjetas de crédito. Así, consiguió que le comprara un piso, una furgoneta… Solo en el último año, el de la muerte del hombre, le sacaron 110.000 euros, según las pesquisas. En total, el cuidador le quitó unos 500.000 euros, incluido el piso de Madrid que heredarán sus hijos mayores.