Como en un concierto de Simon y Garfunkel, en Anoeta se escuchó ‘el sonido del silencio’. Bultzada se concentró fuera del estadio para denunciar la represión policial, pero no accedió al mismo y dejó las dos columnas de asientos centrales de la Grada Zabaleta totalmente vacías y silentes. Algún aficionado quiso sentarse en algunas de esas butacas, pero al final desistió. Esto, sin duda, ejerció un efecto pernicioso en la atmósfera del viernes noche y también, a la postre, en el rendimiento de una Real a la que, tras un muy buen inicio de partido, le costó horrores rehacerse tras la lesión de Barrene y, sobre todo, el extraño gol del ultradefensivo Villarreal, producto de un error grave de Remiro.

Tímidos ánimos

Sí, los presentes trataron de tomar el testigo de los integrantes de la grada de animación y se arrancaron con gritos de ánimo desde el primer minuto de partido, pero sin el motor no era lo mismo. Y tampoco los estímulos que recibían del terreno de juego eran demasiado contundentes. Se oían cánticos desde fuera del estadio, pero Anoeta volvió a ser la de las noches más frías de cuando tenía las pistas de atletismo como sordina. Como si tomara el DeLorean, volvió a tiempos mucho más oscuros y olvidados en lo ambiental.

El segundo gol nada más iniciarse el segundo tiempo fue un mazazo para el equipo y una grada que sólo se encendió con el gol de Merino en el 86’. Los jugadores txuri urdin rumiaron la derrota en este caso con la grada familiar.

La protesta de Bultzada

Bultzada decidió movilizarse y no acceder al estadio como protesta por la actuación de la Ertzaintza en los hechos acaecidos en la previa del Real-Benfica de Champions League del pasado 8 de noviembre y de las detenciones practicadas esta semana de dos seguidores realistas por peleas con los ultras lusos. Entiende el grupo de animación que los ‘realzales’ actuaron en defensa de otros seguidores de la Real y familias que fueron atacados por radicales lisboetas sin la necesaria protección de la policía autonómica.

Estos dos detenidos de 21 y 40 años fueron acusados de delitos de desórdenes públicos, riña tumultuaria y lesiones y quedaron en libertad ya ayer tras la celebración de un juicio rápido. Uno de ellos fue condenado a 6 meses de prisión y de multa y el otro, a 14 meses de prisión y 10 de multa. Los arrestos se realizaron en Lezo y Usurbil tras una investigación de la Policía Judicial y otras 13 personas fueron puestas a disposición judicial en calidad de investigadas por estos incidentes.

La noche del martes será muy distinta, aunque sea entre semana y a las 21.30 horas. Habrá recibimiento y algo tan potente como una final de Copa del Rey en juego. Y ahí el público se tiene que volcar. Y se quiere volcar.

Pitos a Sorloth y fuga anticipada de algunos

Las circunstancias del partido y la ausencia de Bultzada también tuvieron su reflejo en la asistencia de Anoeta, inferior a la media: 30.609 espectadores. Los que sí acudieron tuvieron rachas de animar al equipo, pero con menor intensidad que en partidos anteriores. Cuando salió el exrealista Sorloth, se escucharon mucho más pitos que aplausos por su decisión de elegir al Villarreal en lugar de la Real. Tras su gol, hubo unos cuantos aficionados que se marcharon del estadio. Merino agradeció a los que se quedaron hasta el final.

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