Antonio Tejado García ha ganado el campeonato español del pseudoacontecimiento rocambolesco, con un listón muy alto fijado en capítulos anteriores por José Luis Moreno y Josep Maria Mainat, de la Trinca. El treintañero sevillano ha sido encarcelado como presunto autor intelectual del atraco al chalet de su tía María del Monte, a quien debe también su fama de teleadicto y monógamo sucesivo. La autoría del robo la establecerán los jueces, pero la intelectualidad de este personaje no cuela ni con aval del Tribunal Supremo.
El sobrinazgo de María del Monte es un título aristocrático en la España real por televisiva de los Jurado, los Campos, los Pantojo o los viva Cristo Rey. Es imposible impulsar un proyecto audiovisual sin el concurso de estos linajes, que sirven lo mismo para una relación conyugal escandalosa que para quemar una paella. Antonio Tejado no solo se casó con Rocío Mohedano, sino que mantuvo un idilio con Bárbara Rey pese al marcador cronológico de 54 a 17 años en favor de la amiga entrañable de Juan Carlos I. La cárcel ha truncado por tanto la triunfal carrera sentimental del sobrino de María del Monte, que iba embalado hacia el Grand Slam de haber emparentado con todos los apellidos del Gotha cañí.
«El esposo de una Jurado y amante de una Rey roba en casa de su tía, una Monte» casi iguala el titular canónico del género casposo, «La hija del boxeador y la tonadillera se casa con un guardia civil». El presunto Tejado no está esclavizado por el alcohol, tal como confesó al anunciar su retirada, sino que paga con la cárcel el cumplimiento estricto de una condena de Andy Warhol. «En el futuro, toda persona tendrá derecho a ser famosa durante quince minutos de más».
Tejado se queda hasta con la copla de su tía, que le inoculó la droga televisiva al convertirlo en personaje del programa La tarde con María. El atraco a la española vendría refrendado por el extravío de un móvil con llamadas comprometedoras, a la altura de los tebeos inolvidables de F. Ibáñez. La experiencia del supuesto autor a distancia encarcelado permite concluir que la familiaridad agilizaría los siempre reprobables delitos violentos, puesto que el robo residencial duró apenas media hora. En la traducción a la pantalla, miles de horas de programación ininterrumpida. Después vendrán el podcast y la teleserie, basura reciclable. Dado que hay procedimientos más civilizados para robarle un millón de euros en joyas a una tía, no puede descartarse que Tejado se haya inmolado para garantizar la pervivencia de la estirpe de Sálvame, que también le buscó un hueco en su santoral.
Quienes no arrastren el trauma de haber sido atracados presuntamente por la banda de Tejado, determinarán con cierta frivolidad que su cuenta de Instagram aporta numerosas pruebas indiciarias de una propensión criminal. La civilización digital debería acelerar el tránsito a Minority report o detección anticipada de los delitos, el rastro fotográfico del supuesto atracador endogámico preludia su final.
El joyero de María del Monte es una tentación irresistible, pero Tejado se planteará en sus horas de reflexión carcelaria si hubiera ganado más dinero vendiendo confidencias verídicas o fabuladas sobre su tía. También hay que relativizar el impacto de la prisión en una persona que ha vivido la experiencia de Gran Hermano, aunque sea en la versión Dúo, que vaya usted a saber lo que significa.
Al reconvertir su actividad delictiva en papilla televisiva, el sobrino desagradecido de María del Monte ha reactivado la industria en torno a su persona. Cualquier humano en su sano juicio silbaría despistado ante la pregunta «¿alguien conoce a Antonio Tejado?», pero la posibilidad de rentabilizar el contacto granjeará hoy intimidades inesperadas. Su exesposa Alba Muñoz ya ha divulgado detalles tan jugosos como inútiles, que encima no han conmovido a la tía asaltada. La familia Del Monte no ha hecho piña.
Empezar el crimen por el Tejado obliga a reinterpretar su retirada prematura de los platós, que escudó en el consumo de sustancias esclavizadoras pero que por lo visto conllevaba una provechosa fase de aprendizaje de tareas más lucrativas. Dado que se apoyó en la fama y fortuna de su tía para su anterior desempeño, no cabe hablar de sorpresa y sí implorar el Perdónalo de la tonadillera. En fin, si lo ignoraba usted todo sobre Antonio Tejado antes de emprender esta página, enhorabuena, la batalla no estará perdida mientras sobrevivan núcleos de resistencia. Claro que ahora queda usted contaminado.