La votación de una moción sobre el conflicto en Gaza ha puesto patas arriba al Parlamento británico. El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, ha sido blanco de las críticas de diputados del Partido Conservador y del Partido Nacional Escocés (SNP) por saltarse el procedimiento habitual y permitir la votación de una enmienda del Partido Laborista en el debate sobre un alto el fuego inmediato en la Franja, impulsado este miércoles por los nacionalistas escoceses. La decisión de Hoyle, que fue diputado laborista durante dos décadas, ha provocado que cerca de 60 miembros de la Cámara exijan su dimisión este jueves, a pesar de las disculpas del propio presidente.
El debate impulsado por el SNP se ha producido en uno de los pocos días en los que este partido tiene permitido liderar la agenda parlamentaria, dominada normalmente por el Gobierno. Estos días son conocidos como ‘opposition days’ (días de la oposición) y permiten a los partidos minoritarios proponer mociones sobre temas que consideran relevantes, aunque la votación no es vinculante. La normativa de la Cámara tan solo otorga 17 días al principal partido de la oposición (el Partido Laborista), en todo el año parlamentario, y otros tres al segundo partido de la oposición, el SNP.
División laborista
Los debates sobre este asunto han sido un tema sensible para el Partido Laborista desde que Israel inició los bombardeos tras los ataques de Hamás del 7 de octubre. Su líder, Keir Starmer, ha evitado sumarse a las peticiones de un alto el fuego inmediato en la Franja, a pesar de que una parte significativa de su partido sí se ha mostrado a favor. En una votación parecida el pasado noviembre, más de 50 diputados laboristas apoyaron una moción del SNP para exigir un alto el fuego inmediato en Gaza, en contra de las órdenes de la dirección del partido. Una decena de ellos renunciaron, además, a cargos destacados dentro del grupo parlamentario para mostrar su desacuerdo con Starmer en esta materia.
El líder laborista se arriesgaba este miércoles a que las divisiones en su partido se escenificaran de nuevo. Algo que trató de evitar presentando una enmienda para modificar ligeramente la moción del SNP, que exige, entre otras cosas, el fin del «castigo colectivo» contra la población palestina. Los laboristas suavizaron la moción reclamando un «alto el fuego humanitario inmediato» en Gaza, el cese de las hostilidades entre las dos partes y la liberación de los rehenes que siguen en manos de Hamás. Hoyle aceptó que esta enmienda fuera votada en la Cámara, algo muy poco habitual en los días reservados a otro partido de la oposición, en una decisión que brindó a los diputados laboristas la oportunidad de votar por una alternativa, evitándoles el mal trago de tener que posicionarse a favor o en contra de la moción de los nacionalistas escoceses.
Moción de censura
La tensión se ha mantenido en el Parlamento en la mañana de este jueves. Cerca de 60 diputados del Partido Consevador y del SNP han mostrado su apoyo formal a una moción de censura contra el presidente de la Cámara por un supuesto trato de favor al Partido Laborista. Algunos de ellos, incluido el portavoz nacionalista escocés, Stephen Flynn, le han acusado de ceder ante las presiones de Starmer y de su jefa de gabinete, Sue Gray, quienes mantuvieron una larga reunión con él en la tarde del miércoles. «Se nos ha negado la posibilidad de votar sobre un asunto que nos preocupa gravemente y que en los últimos meses hemos tratado de plantear en esta cámara en cada oportunidad disponible», ha lamentado Flynn este jueves en el Parlamento. «Desde nuestra bancada no creemos que usted pueda continuar en su papel como presidente», le ha espetado a Hoyle desde su asiento.
El presidente de la Cámara de los Comunes ha insistido en que su intención no fue perjudicar al SNP, sino dar voz a todas las fuerzas parlamentarias en un asunto espinoso, que ha provocado un aumento de las amenazas contra los diputados de todos los partidos a pocos meses de las elecciones generales. «Nunca jamás quiero pasar por una situación en la que coja el teléfono y me encuentre con que un colega, sea del partido que sea, ha sido asesinado por un terrorista. Tengo el deber de proteger a los diputados: es la protección lo que me ha llevado a tomar una decisión equivocada», ha asegurado este jueves el presidente de la Cámara, visiblemente afectado por la polémica.
A pesar de que la presión para que deje el cargo ha ido en aumento en las últimas horas, las posibilidades de que prospere la moción de censura siguen siendo reducidas. Por ahora el Gobierno ha evitado posicionarse en este asunto y ha optado por cargar contra los laboristas por tratar de entorpecer el normal funcionamiento del Parlamento. «Han puesto al Partido Laborista por delante de la justicia, la integridad y la democracia, y también por delante de la reputación y el honor de un hombre decente que se sienta en la silla del presidente de esta Cámara», ha recriminado a los laboristas la responsable de asuntos parlamentarios del Gobierno conservador, Penny Mordaunt. La continuidad de Hoyle, ampliamente respetado hasta ahora por todos los partidos, se decidirá en los próximos días.