Baleares se mira en el espejo de las elecciones gallegas, que han enviado importantes mensajes a derecha e izquierda. La presidenta del Govern, Marga Prohens, anhela la mayoría absoluta de Alfonso Rueda. Fue la primera en felicitar con efusión al dirigente y al PP de Galicia con un mensaje en clave tanto externa como interna: «Galicia vuelve a votar moderación, tranquilidad y gestión».
Este eslogan, repetido hasta la saciedad, sirve para sintetizar la nueva estrategia del PP balear para distanciarse de Vox. Los populares buscan fagocitar a todos: Vox, Ciudadanos y El Pi. «Centrados en lo que importa» es el mensaje que llevan semanas emitiendo desde el Consolat de Mar para distanciarse del caos de sus socios, si bien siguen amarrados a las exigencias de la ultraderecha como se ha visto con la imposición del castellano en el Parlament. En 30 años el PP nunca había considerado esta opción. Hasta que ha llegado Vox.
Baleares ha sido tradicionalmente más Galicia que Madrid, si bien en las últimas décadas ha sufrido un cambio demográfico muy importante que ha cambiado radicalmente el contexto político y sociológico. La euforia del PP y Més con los comicios gallegos así lo constatan: ambos partidos han leído los datos de las elecciones como un faro a seguir en los próximos años. Pese a la mayoría absoluta del PP, la realidad es que el resultado fue más ajustado de lo que parece: mientras los populares consiguieron 700.491 votos, BNG, PSOE y Sumar recibieron 702.936 papeletas. La diferencia: el PP obtuvo 40 escaños y la izquierda, 34. Los de Yolanda Díaz no consiguieron representación.
En estos momentos, Prohens no teme al PSOE ni a ninguno de sus dirigentes insulares. La presidenta se siente cómoda en los debates parlamentarios, con una oposición errática. En cambio, las contadas intervenciones de Francina Armengol sí han tenido un impacto directo en los cimientos del Consolat porque es la única capaz de poner en tensión a la líder balear. La presidenta solo teme a otra presidenta. Esto está suponiendo un problema ―y un quebradero de cabeza― enorme para los socialistas, que semana tras semana ven que Prohens se tambalea, no por su oposición, sino por su dependencia de Vox. El flanco derecho es el único que está ocasionando serios problemas a la dirigente popular, al tener la llave para sacar adelante cualquier iniciativa en el Parlament.
Hace unos días, un conspicuo dirigente político balear lanzaba una pregunta dirigida especialmente al PSOE: «En un momento de pujanza PP/Vox, ¿tiene sentido votar al PSOE cuando no ha hecho políticas de izquierdas en turismo ni defendió el catalán cuando gobernaba?». El lunes, tras la debacle de los socialistas en Galicia, Sánchez pedía «consolidar liderazgos fuertes” en las comunidades autónomas «que incluso trasciendan la marca» del partido, si bien gran parte de la responsabilidad de esta debilidad en los territorios es suya.
En el caso de Baleares, Armengol sigue siendo la líder absoluta del partido y, sobre todo, el referente político para todos, aunque ha cometido un error importante estos años, que se magnifica con su salida a Madrid: no ha dedicado tiempo y esfuerzo a relanzar a una sucesora o sucesor que pueda tomar el relevo en cuanto ella decida dar un paso atrás o, básicamente, mientras siga con una responsabilidad tan alta en la Corte. La regidora Esther Rey lamentaba el lunes que el Bloque Nacionalista Gallego les hubiera «arrebatado» la bandera del galleguismo.
Hace unos días, la líder del BNG, Ana Pontón, explicitó el posicionamiento de su partido tras conseguir un resultado histórico para el nacionalismo gallego: «La clave entre izquierda y derecha no explica todo lo que ha pasado en Galicia. Está el factor de la defensa de nuestros intereses, del nacionalismo, que claramente está moviendo el mapa. Hemos hecho una renovación muy importante del BNG para saber qué estaba pasando en la sociedad, mientras el PP ha hecho campaña en clave absolutamente estatal. Esta es la linea que van a seguir y van a dejar un espacio político, porque hay gente que se siente solo gallega y vota al PP. El giro más importante que hemos hecho ha sido centrarnos en la defensa de los gallegos y gallegas, en la defensa de los derechos de nuestro país«. En los cuarteles generales de Més ya toman apuntes. Un dato: la Confederación Intersindical Galega (CIG), central sindical nacionalista y de clase de Galicia, es la primera fuerza sindical.
La resurreción de Unió Mallorquina se enmarca también dentro de este contexto: aprovechar que una parte importante del centro derecha mallorquín regionalista se siente políticamente huérfano, sobre todo tras la debacle de El Pi. Prohens lleva varias semanas enviando mensajes a este espacio para volver a atraerlo al PP, aunque sus concesiones a Vox, sobre todo contra el catalán, imposibilitan este acercamiento. Prohens no puede sorber y soplar.
Pontón también envió un mensaje a los demás partidos de izquierdas, principalmente Sumar y Podemos, tras el planteamiento de una posible coalición en el futuro: «La diferencia está en que somos una organizacion solida y con presencia en el territorio. Tendría más sentido que estas fuerzas hablaran con el PSOE para concurrir juntos. Es como decirle a una organización nacionalista que tiene que integrarse en una organización de ambito estatal, no es razonable». Directo a la línea de flotación de los ideológos del pacto Sumar Més, sobre el que hubo serias dudas y tensos debates en el interior del partido ecosoberanista.
Además, los actores políticos de Baleares asumen en privado ―en público mantienen un perfil distinto― que el fortalecimiento del espacio que forman Podemos y Sumar es condición de posibilidad para volver a gobernar en las islas. Hay una masa importante de votantes de izquierdas que no votarán al PSOE y a Més, a pesar de que puedan tener simpatías en muchas cuestiones. El Pacto se enfrenta ahora al reflejo de su pasado, cuando todos sumaban.