Lejos de amilanarse tras el nuevo toque de atención de la dirección del partido dudando de su apego a las siglas, Emiliano García-Page se reafirma. El presidente de Castilla-La Mancha ha replicado a la vicepresidenta primera del Gobierno y número dos del PSOE, María Jesús Montero, que el PSOE “no es una camisa de fuerza”, sino una “camisa de libertad”. Este miércoles, Montero censuró de «incomprensible» la posición del barón manchego celebrando que no se produjese un cambio de Gobierno en Galicia para no “legitimar” la amnistía o a Carles Puigdemont: “Uno debe saber, cuando juega su equipo, qué camiseta lleva”.
Mientras altos cargos del partido apuntan que Page “sigue en el extrarradio del PSOE” y que hace el juego a la derecha, el presidente de Castilla-La Mancha reivindica que quien ha cambiado de posiciones en la dirección de su partido y no él. «Siempre he tenido la misma camiseta y, además, he defendido la misma camiseta hasta el punto de conseguir algún que otro trofeo», aseguraba este miércoles poniendo en valor su mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, con mejores resultados de los obtenidos en este territorio por Pedro Sánchez en las generales.
El líder de los socialistas en Castilla-La Mancha ha volteado las críticas desde la dirección de su partido para advertir que no cesará en el empeño de impedir que el expresident Carles Puigdemont “coloque la camisa de fuerza” a las instituciones del Estado. Frente a los pactos con los independentistas y la política de bloques, ha abogado, como viene haciendo desde el primero acuerdo de coalición para la investidura de Pedro Sánchez en 2020, por buscar pactos de Estado con el PP. La sociología electoral de su territorio, con un votante más conservador, lo lleva a mirar más al centro sin por ello dejar hueco al espacio a su izquierda, sin representación parlamentaria en las Cortes de Castilla-La Mancha.
Tras la debacle de las elecciones gallegas, en las que el PSOE descendió de los 14 a los nueve diputados y acrecentó su trasvase al BNG, que creció de los 19 a los 25 diputados, Page advirtió a los suyos sobre la posibilidad de que el “cambio de ciclo”. Un contexto que, anticipó, puede convertirse en un “ciclón” con capacidad de arrasar al PSOE.
Plebiscito
Tanto desde el PSOE como desde Moncloa niegan esta lectura en clave nacional y acotan su debacle al contexto gallego. “No es ninguna segunda vuelta de nada”, respondía este martes la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, después de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, proclamase en Génova ante sus barones que “si querían que las elecciones gallegas fueran un plebiscito sobre mi liderazgo, ahí tienen el resultado del plebiscito”.
El Ejecutivo mantiene su hoja de ruta sin cambios. Primero, tratando de buscar un acuerdo con Junts que desbloquee la ley de amnistía, tras solicitar una ampliación del plazo para ello en la comisión de Justicia. Segundo, poniendo el foco en su agenda social.