El incendio que provocó la muerte de tres mujeres en la residencia de mayores Juan XXIII de Aravaca (Madrid) ha creado una tormenta política en torno a la responsabilidad del accidente en un momento en el que el recuerdo por lo sucedido en las residencias de ancianos durante la pandemia despertaba de nuevo. Por segundo día consecutivo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha tenido que salir a defender en público su gestión en torno a estos centros frente a lo que considera ataques «excéntricos» de la izquierda. Pero con un matiz. Esta vez, la Comunidad de Madrid rehúye toda responsabilidad porque considera que fue un accidente, pero sobre todo porque entiende que las deficiencias antiincendios son cosa del Ayuntamiento. Algo que en Cibeles niegan rotundamente.