‘First Dates’ suele dejarnos momentos de lo más peculiares y extraños, al menos en ciertas ocasiones. Aunque el objetivo del programa es que los participantes encuentren el amor, no siempre se cumple.
El programa está presentado por Carlos Sobera. Se estrenó en 2016, y tanto ha sido su éxito que ha sido proclamado como un programa de referencia de Cuatro. Los espectadores pueden disfrutarlo de lunes a viernes a las 21:05 horas.
‘First Dates’ junta a parejas en una cita a ciegas. Estos participantes mantendrán una conversación durante una cena en la que se conocerán y verán si realmente son compatibles o no. Al final del encuentro, decidirán si han tenido gustos afines y quieren seguir conociéndose, o si, por lo contrario, prefieren no saber nada el uno del otro.
El programa ha juntado a Pablo, que ha venido al programa con un amuleto de su compañero de piso: «es la Cruz de Caravaca pero me tendría que haber dado el patrón de lo imposible», porque le cuesta mucho encontrar el amor. Pablo está cansado de noches locas y siente que le han engañado muchas veces y no quiere más mentiras en su vida.
A cenar con él ha llegado Rebo, al verle a Pablo se le ha escapado un «wow» porque le ha encantado, y no ha tardado en decirle que le gustaba «su rollito». A Rebo le encanta salir de fiesta, y aprovechar todos los rayos de sol para estar moreno, al ver a Pablo no le ha encantado pero ha dicho que era mono y le gustaba su estilo.
Según han empezado a vaciarse los platos la complicidad ha ido ‘in crescendo’ aunque la cita ha empezado regular porque Rebo es vegano y cuando ha visto que Pablo se pedía un bacalado confitado le ha soltado: «ni vegano ni invierno, me da igual» ha dicho Pablo y le ha deseado entre risas que le aprovechasen las verduritas.
En el amor, Rebo siente que no tiene mucha suerte en el amor porque todos terminan dejándole. Pablo le ha contado que se había independizado por amor y no salió bien: “aquello era una cabalgata, pasó toda Sevilla por allí”, le ha dicho recordando sus fracasos sentimentales.
A Pablo le encanta viajar y había viajado mucho cuando estuvo de erasmus en Bélgica, han sentido que podían hacer muy buena pareja: “me lo llevo con las maletas vacías para llenarlas de recuerdos y momentos vividos”. El soltero estuvo en Disney cuando hizo la comunión y le ha parecido gracioso que su cita hubiera “ido de crucero, como si tuviera 60 años”.
El punto de sorpresa en la cita ha llegado cuando han visto que los dos tenían el mismo tatuaje, pero por motivos distintos. Pablo lleva tres triángulos por sus abuelos y su tía que ya no están, y Rebo por sus hermanos, pero han bromeado con que también era el logo de una empresa de cemento y de productos higiénicos.
En el reservado se han soltado del todo y tras escuchar un “¿Cuándo te vienes a Sevilla? Vamos a ir cerrando agendas”, se han besado por primera vez y han saltado chispas, en el momento de la decisión final los dos han tenido claro que querían seguir conociéndose.