El de hacer reír es un oficio increíblemente difícil que a menudo no obtiene el reconocimiento que merece, y entender eso no es incompatible con aceptar una evidencia acerca de uno de los actores cómicos más famosos que existen: pese a haber logrado su mayor éxito comercial rodando comedias -o tal vez, mejor dicho, precisamente por eso-, las películas que más claro han dejado qué gran actor es Adam Sandler cuando quiere son sus incursiones en el cine más vocacionalmente serio; como el tipo aquejado de depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo al que interpretó en ‘Embriagado de amor’ (2003), o como el protagonista de ‘The Meyerowitz Stories’ (2017), un fracasado de libro, o el de ‘Diamantes en bruto’ (2019), sumido en una frenética huida hacia adelante.