Parece que el ‘Planeta Calleja’ (Cuatro) se ha quedado corto y Jesús Calleja ha puesto sus esperanzas en Marte. Acaba de lanzar la primera entrega de ‘Misión Marte’, llevando a una cueva de Cantabria a dos criaturas famosas: la presentadora de televisión y youtuber Inés Hernand y al actor Félix Gómez. Vestidos de astronautas, van a pasar unos días en un módulo subterráneo que recrea las mismas condiciones que tendrían si estuviesen en una base de Marte.
Monitorizados por Calleja desde el exterior, hemos visto su primera jornada. El habitáculo marciano recuerda un poco la jaula de Guadalix de la ‘ratomaquia Gran Hermano’. A los dos elegidos también les hacen perrerías. Les estropean el aire acondicionado y les dice Calleja, por la megafonía: «¡Si no lo sabéis arreglar, moriréis de hipotermia en 20 minutos!». Y añade además un avance del próximo capítulo, en donde les comunica que la reserva de oxígeno está casi agotada, que la nave de rescate se ha averiado, y que la nueva nave no llegará hasta dentro de… ¡dos años! ¡Ahh!
Son pinceladas de entretenimiento inofensivo. Bastante risible. Hasta la propia Inés Hernand, con gran sentido del humor, exclama en un momento dado: «Ojalá las futuras mujeres astronautas se lleven a Marte y a la Luna un ‘satisfyer’». A mí, personalmente, más que este jocoso ejercicio de ‘ratomaquia marciana’, me ha interesado la conversación que ha mantenido Calleja con el asesor Bernard Foing, astrofísico de la Agencia Espacial Europea. Calleja le preguntó: «¿Por qué tenemos que ir a la Luna y a Marte?». El astrofísico intentó persuadirnos: «Será una nueva economía para beneficio de todos los ciudadanos». Y remató: «Será el renacimiento de una nueva civilización». ¡Ah! Es enternecedor, pero todo apunta a todo lo contrario.
Hace unos meses, en septiembre, nuestra compañera Leticia Blanco nos habló aquí, en El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, del libro de Douglas Rushkoff ‘La supervivencia de los más ricos’. Cuenta este ensayo que una reducidísima élite de milmillonarios considera que la Tierra está agotada. Y buscan para ellos otro paraíso extraterrestre en el que poder seguir viviendo tan ricamente cobijados. Parece que Jeff Bezos, Richard Branson y Elon Musk están en esta línea. Un negocio bárbaro. Aquí lo miserable es que los milmillonarios que buscan huir son precisamente los que han arruinado el planeta del que ahora quieren marcharse.