José María Aznar concibe que el PSOE se ha fundido con el nacionalismo hasta el punto de que sus votantes se trasvasan con total naturalidad en función del tipo de elecciones que se celebra. «En Galicia, el PSOE se ha vaciado deliberadamente en beneficio del Bloque Nacionalista», dice el último editorial de su fundación, Faes.
Ya en clave de futuro, el expresidente asegura que ese mismo mecanismo operará en el País Vasco, cuyos comicios se disputarán en abril. Allí, las encuestas también auguran una gran mayoría para las formaciones nacionalistas y un papel de subalternidad para el PSOE. «En Cataluña, a Salvador Illa se le está poniendo cara de menú en el banquete de Sánchez con Puigdemont y Junqueras«, apostilla el texto.
De fondo, el expresidente pretende desmontar la teoría enarbolada por la izquierda según la cual el PP sería «una fábrica de independentistas». Ahora, a su juicio, es Sánchez quien los fabrica para lograr su permanencia en el poder a través de los pactos.
Aznar sostiene que Sánchez «necesita fabricar nacionalistas porque en ellos radica la clave para mantenerse en el poder». Los resultados gallegos dibujan a un PSOE con el peor resultado de la historia en democracia, desdibujado a costa del BNG, que comenzó siendo residual en los ochenta y ahora lidera la oposición a Alfonso Rueda.
Irónico, el expresidente aduce que, «si alguna vez el PSOE ha sido vertebrador», «semejante afirmación nunca ha estado más lejos de la realidad»: «Y el condicional es muy grande».
A ojos de Aznar, ya no existe otro socialismo en España que no sea el de Sánchez, al que califica como «vehículo de deconstrucción nacional de España y de su Estado»: «Ha asumido sin apenas disimular la idea inviable, precaria y explosiva de un país confederal, entre yugoslava y austrohúngara, y por eso mismo imposible».
Sánchez suele decir que el PSOE «es el partido que más se parece a España». Responde Aznar: «Para que eso fuera así, los españoles tendrían que estar a favor de la desigualdad y de los privilegios; tendrían que asumir que España es una ficción y no una realidad histórica incontrovertible».
«La mayoría de los españoles tendría que apoyar el levantamiento de muros que los dividieran, el sometimiento a los enemigos de la convivencia y la Constitución. Y no hay ninguna evidencia de que eso sea así», reitera el editorial de Faes.
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