Los inicios, esos que marcan tragedias triunfos. A veces la historia tiene sus tirabuzones, sus idas y venidas, y no siempre se empieza con el mejor pie o se termina ganando la batalla. Como le pasó al Girona en San Mamés (3-2)que regaló por encima de sus posibilidades.

El reloj no había llegado al segundo minuto de partido cuando Aleix Garcia, pegado a la línea de banda, intentó devolver el balón a Arnau colocado como central. El pase, totalmente horizontal, sin embargo, se quedó corto y Álex Berenguer lo recogió como si ese balón fuera para él. El extremo, desde el balcón del área, se deshizo en un santiamén del joven defensa catalán, se colocó el balón en la zurda y lo envió hacia portería sin miramientos. Gazzaniga lo intentó, se estiró hasta quedar a pocos centímetros del palo, pero el balón fue más listo y más rápido, y se le adelantó. Cuando cruzó la línea de gol, Míchel se maldecía. Desde la grada, como en el Bernabéu, el guion se repetía de nuevo.

Sobrepasado

El tanto aturdió al Girona, que vio cómo en pocos minutos Iñaki Williams la tuvo solo a la altura del punto de penalti. Al delantero se le escurrió el balón, que rebotó antes de tiempo y no vio portería por centímetros. Esa salida de balón que dejó anonadada a toda España ante el Athletic se esfumó. El equipo de Míchel erró más de habitual, ensució ese brillo que radicaba en una concepción perfecta del terreno de juego y sus ocupantes. Algún destello de peligro de Yangel Herrera o Savinho permitía respirar a un Girona que se vio sobrepasado.

Pero, como toda buena historia, necesita un giro de guion que haga de una simple historia una proeza (o una pesadilla). Viktor Tsygankov devolvió el golpe al Athletic en el segundo tiempo. De víctima a verdugo. El reloj, de nuevo, no llegaba a contabilizar el segundo minuto de juego cuando Tsygankov corría por lo ancho del campo celebrando la diana que devolvía la igualdad en el marcador. Puso el pie lo justo en una bola que venía servida por Iván Martín, quien, tras otro intento, centró un balón raso que devolvió el aliento a los gerundenses.

Doblete de Berenguer

El Girona se volvió a sentir cómodo, intentó crear y construir para consolidar los momentos de calma antes de volver a arrear. Sin embargo, el Athletic lo aprovechó antes. De nuevo, Berenguer remató, esta vez desde dentro del área, para firmar su doblete en casa ante un estadio lleno hasta los topes. La defensa del equipo rojiblanco volvió a hacer aguas, con falta de contundencia tras una mala colocación.

El equipo catalán no tuvo tiempo ni de reaccionar. En la siguiente acción de peligro, Iñaki Williams aprovechó el enésimo fallo defensivo de los visitantes para superar a Gazzaniga, que poco pudo hacer ante ese chut potentísimo. El hermano mayor de los Williams se besaba el escudo tras correr por la banda disfrutando de una diana que ponía tierra de por medio de forma cruel ante un Girona que se iba deshaciendo por momentos.

El conjunto de Míchel intentó resarcirse tirando de carácterEric García remató con la testa una falta y superó a Unai Simón, que se miraba a lo lejos como la tranquilidad se esfumaba y se les venían encima unos minutos de intercambios de golpes. El Girona no pensaba bajar los brazos, eso no está en su ADN. Lo intentaron por activa y por pasiva, desde el córner y con jugadas rocambolescas. Pese a los vaivenes, el marcador ya no se movió más y los errores en defensa terminaron por sentenciar a un Girona que revivió en el segundo tiempo.