La hipótesis que manejan todos los partidos es que será el 21 de abril, que esa es la fecha que el lehendakari Urkullu tiene fijada para celebrar las próximas elecciones en el País Vasco. Para ello, tendría que anunciarlo, como muy tarde, dentro de una semana, el lunes 26 de febrero. Sólo así se respetaría el periodo que establece la ley de 54 días entre la disolución de la Cámara vasca y la celebración de los comicios. No está previsto que esta mañana Urkulu haga anuncio alguno al respecto. El lehendakari se ha empeñado en que nadie filtre su decisión y que él y sólo él la dé a conocer cuando estime conveniente. En este contexto sorprende la peculiar ‘minironda’ de partidos que ha convocado para hoy y que suena más a despedida y, quien sabe, si a sondear posibles reediciones de acuerdos postelectoral.

A ella sólo están invitados quienes han sido sus socios de gobierno prácticamente desde que accedió al Ejecutivo autonómico en diciembre de 2012. Urkullu se citará a las 9.00 horas de este lunes con el secretario general del PSE, Eneko Andueza, y media hora después lo hará con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. No será en la Lehendakaritza sino en el Palacio de Ajuria Enea, la sede de las grandes ocasiones.

Se trata oficialmente de reuniones para “analizar la situación política”, según avanzan desde el Gobierno, y para cerrar con un balance de legislatura la labor en coalición de ambos socios. Responde a una petición de encuentro previa hecha por el líder del PSE. Lo que a nadie escapa es que de ese análisis de situación poco afectará ya al Ejecutivo que encabeza Urkullu y que aborda ya su fase de salida y renovación en los próximos comicios. Si por algo que se caracteriza la situación política actual es por el ambiente prelectoral que todo lo contagia.

Programa de gobierno concluido

A ello se suma que el propio lehendakari dio el pasado viernes por concluido su programa de Gobierno y la aprobación del calendario legislativo que se había propuesto. La última de sus condiciones para convocar las elecciones era la firma del traspaso de las tres competencias comprometidas con el Gobierno de Pedro Sánchez y que parecen estar prácticamente acordadas, a falta de flecos. El propio portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, aseguró el viernes que confiaba en que este mismo mes de febrero se formalizara el traspaso de la titularidad de las competencias de Cercanías, de la homologación de títulos extranjeros y de la asunción de la fase de acogida a los inmigrantes a las instituciones vascas.    

El encuentro con Ortuzar y Andueza supone una cita singular con los representantes de las dos formaciones en las que se ha sostenido el Gobierno que él ha presidido. Junto a ello, Urkullu siempre ha mostrado su preferencia, al igual que Ortuzar, por reeditar la coalición tras las próximas elecciones autonómicas si los números permiten conformar una mayoría suficiente de Gobierno.

También desde las filas del PSE algunas voces destacadas han reiterado en público su sintonía con el PNV. Lo ha hecho recientemente la exsecretaria general del PSE, Idoia Mendia quien desde la tribuna durante el último pleno subrayó los “buenos resultados” que ha dejado el Gobierno de coalición entre ambas formaciones: “Hemos dejado una Euskadi mejor preparada para culminar la más rápida y profunda transformación de nuestra sociedad”, dijo.

Críticas a EH Bildu

Su sucesor al frente del PSE y candidato a lehendakari no ha sido tan explícito, si bien sí ha insistido en que en ningún caso gobernaría con EH Bildu. Andueza ha apostado por el momento por una crítica más moderada hacia el PNV, propia de un periodo preelectoral, y otra más feroz hacia EH Bildu. En ambos casos la distancia la marca la apuesta en clave soberanistas de los dos partidos nacionalistas y en el caso de Bildu, su condena insuficiente del pasado de apoyo a la violencia etarra.  

Una necesidad de reforzar y reeditar el entendimiento PNV-PSE que se acentúa cuando los sondeos publicados en las últimas semanas auguran una importante subida de apoyo de EH Bildu y un descenso significativo de escaños en el Parlamento para el PNV.

En el que pudo haber sido su último pleno de control, el viernes pasado, Urkullu arremetió con dureza contra EH Bildu. La pugna entre ambas marcas nacionalistas va a ser dura y desde hace semanas los intentos de acercamiento de EH Bildu hacia el PSE han sido correspondidos con críticas desde Sabin Etxea. Urkullu acuso a los de Otegi de “repartir carnéts de con quién gobernar” como en tiempos de ETA decidían “quien sobraba”. Un duro reproche que también desde el PNV su presidente, Andoni Ortuzar viene realizando por su resistencia a condenar el pasado de apoyo a ETA y el reconocimiento del daño causado.

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