María Rosa no puede creerse que en su mismo edificio se oferten como alquiler vacacional 6 tiendas de campaña instaladas en la azotea comunitaria. El autor de esta curiosa idea ya tiene un piso turístico en el edificio y ahora ha querido ampliar la oferta con esta instalación que no ha sido aceptada por los vecinos.
Quienes alquilan una de estas pequeñas tiendas de campaña comparten baño y cocina con los huéspedes del piso. La tarifa que ha fijado el arrendatario por cada tienda de campaña son 12 euros la noche.
Señala esta vecina que el alquiler se oferta como «estancia romántica». Las tiendas están fijadas en el cemento de la azotea en una zona que no está adaptada a la acampada. «Imagínate la gente que se te puede meter aquí con estos precios», señala la vecina.
En un primer momento el arrendatario alquilaba el piso pero al ver que le funcionada muy bien decidió ampliar la oferta con la azotea. Cuenta María Rosa que los huéspedes tocan el timbre de su casa a deshoras, dan patadas en su puerta e incluso la insultan.
«El edil de urbanismo tiene que abrir un expediente sancionador»
Apunta la abogada Montse Suárez que la edil de urbanismo del consistorio tiene que abrir un expediente sancionador para verificar que es una actividad clandestina. El propietario adquirió en una subasta judicial el último piso y se le ocurrió la idea de montar este alquiler. Desde su instalación tiene a todos los vecinos del edificio y a los colindantes en contra.
Apunta la letrada que esta práctica conlleva una actividad clandestina sancionable por parte del edil de urbanismo mediante un expediente. Además, añade que el alquiler se publicita en un portal conocido de arrendamientos.