«Se vende piso con inquilino». Así es como se anuncia la venta de una vivienda en Palma de Mallorca en un conocido portal inmobiliario. La oferta detalla que la propiedad, valorada en 155.000 euros, cuenta con un contrato de arrendamiento por un periodo de cuatro años, con una mensualidad «garantizada» de 550 euros.
La crisis habitacional que acecha al archipiélago ha hecho aflorar en el último tiempo circunstancias cada vez más estridentes. ¿Es una práctica habitual vender una vivienda sobre la que pesa un contrato de alquiler? Desde la inmobiliaria se apresuran a responder que sí. «No es el primer caso ni el último, ya sea porque el propietario necesita el dinero o porque se va a residir al extranjero», arguye. Sin embargo, reconoce que «nadie se ha interesado» en la oferta hasta el momento, pese a ser «muy atractiva por su precio» (está valorada en 155.000 euros por una superficie habitable de 85 metros cuadrados, además de contar con un balcón).
En concreto, el piso, tal y como especifica el portal inmobiliario en una breve descripción, dispone de un «amplio» salón comedor, cocina, así como tres dormitorios y un cuarto de baño (con plato de ducha -precisa-). Además, puntualiza que la finca de la vivienda, ubicada en la calle del Pare Jeroni Boscana (zona del Rafal Vell), está «totalmente rehabilitada». Eso sí, hay un detalle que no pasa desapercibido por muchos futuros compradores y es que se trata de un tercero sin ascensor. Aunque sin duda lo que crea más desconfianza es saber que el piso estará ocupado durante cuatro años por un inquilino que abonará 550 euros al mes. Un hecho que -en palabras de la inmobiliaria- hace cuestionarse a muchos si le saldrá rentable la compra, ya que «es muy probable» que el precio de la hipoteca sea superior al que percibirá del arrendatario.
Otro hecho a tener en cuenta, según desgrana la inmobiliaria, es que por esa
, «en unas condiciones normales podría sacarle mayor rendimiento» [por un alquiler]. Aun así, se pone sobre la mesa la posibilidad de, una vez adquirida la vivienda, llegar a un nuevo acuerdo con el inquilio y cambiar las condiciones. Todo ello si es de mutuo acuerdo, claro. Mientras, el letrero de «se vende piso con inquilino», con letras rojas y en mayúsculas, permanece colgado.