La debacle electoral del PSOE en Galicia ha reavivado los temores de la principal voz crítica con Ferraz, el barón manchego Emiliano García-Page, sobre el lastre territorial de los pactos de investidura y la relación no competitiva con las fuerzas soberanistas. En Ferraz niegan cualquier influencia de estos factores y subrayan que “se votó en clave gallega” para alejar las lecturas nacionales de sus malos resultados. No es nueva esta disparidad de análisis entre la dirección y el presidente de Castilla-La Mancha, pero sí el empeño en la dirección por contraargumentar sus discrepancias de que “el producto era regional, pero el guiso era nacional».