El cruel asesinato de los agentes de la guardia civil David Pérez Carracedo y Miguel Ángel González Gómez en acto de servicio en Barbate ha puesto de manifiesto con toda su crudeza la falta de medios materiales, humanos y económicos que sufren las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ha sido la trágica constatación de un problema muy grave que el Gobierno de Pedro Sánchez lleva demasiado tiempo evitando.

Desde hace años, los sindicatos policiales y asociaciones de guardias civiles vienen trasladándonos su cansancio y desesperación ante el maltrato del Gobierno de Sánchez, que siempre ha hecho oídos sordos ante sus demandas y reivindicaciones para mejorar sus condiciones de trabajo.

Tampoco es de recibo que el ministro Marlaska, en una decisión muy difícil de entender y que debería explicar, haya reducido los efectivos y desmantelado el Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON-Sur), grupo formado por más de 150 agentes de la Benemérita encargado de combatir el tráfico de drogas en la zona, así como todo lo concerniente al blanqueo de capitales y el crimen organizado.

Además, es absolutamente inconcebible que, una semana después del vil asesinato de los dos agentes de la Guardia Civil, todavía no hayan ido a Barbate ni el propio ministro Marlaska ni el presidente Sánchez, que, en cambio, sí ha tenido tiempo de ir a los premios Goya o a un desfile de moda.