El presidente del PPdeG y también próximo presidente de la Xunta de Galicia tuvo que abrirse paso entre los cargos y simpatizantes de su partido para llegar al atril desde el que lanzó su primera intervención como triunfador de la noche electoral. Fue titular del Gobierno gallego durante los dos últimos años, pero le faltaba el acero con el que forjar el hormigón y reforzar su liderazgo al frente de los conservadores gallegos, porque solo las elecciones apuntalan el mando.
Tras los agradecimientos de rigor, Rueda quiso dejar claras dos cosas, que gobernará para todos los gallegos, incluidos los que no votaron al PP, y que su victoria es un “mensaje a España”, de que no se aceptan chantajes ni privilegios, en referencia a las cesiones de Pedro Sánchez al independentismo catalán. “Es la decisión correcta para Galicia y para España”, enfatizó Rueda, acompañado por su familia y rodeado de centenares de simpatizantes.
“El mensaje es que aquí no queremos chantajes; ni hacerlos, ni estar sometidos. No queremos privilegios de ningún tipo, ni ser más que los demás, ni menos que nadie. Queremos igualdad, entendimiento, responsabilidad y queremos dignidad. Galicia votó por el sentidiño y ha tomado la decisión correcta para Galicia y España”, proclamó, consciente de la lectura nacional que tienen los comicios gallegos.
No ha obtenido mejor resultado que el Feijóo de 2020 ni conservó su herencia de 42 escaños, pero con los 40 conseguidos ayer supera las primeras elecciones autonómicas de Feijóo (38 diputados), aunque en aquella ocasión el PP arrancaba desde la oposición y ahora Rueda se deja llevar a rebufo para dar a los populares gallegos su quinta mayoría absoluta consecutiva.
70.000 votos más que Feijóo
Con respecto al escrutinio de 2020 y a falta del recuento del voto emigrante, se ha dejado un escaño en Lugo y otro en A Coruña, sin perder representantes ni en Pontevedra ni en Ourense. Pese a perder dos diputados ha sacado 70.000 votos más que Feijóo en 2020, si bien el apoyo electoral ha bajado en medio punto debido a la mayor participación.
Convertido ya de pleno derecho en barón popular, Alfonso Rueda dio las gracias al “primer militante de Galicia”, en relación a Feijóo, de quien aseguró que “marcó el camino del éxito extraordinario ”, además de hacer sentir “orgullosos” a los populares “durante muchísimo tiempo”.
Agradeció también el trabajo de Mariano Rajoy y de los presidentes provinciales y que tanto Ana Pontón como Gómez Besteiro le llamaran para felicitarle por la victoria. Confió en que a partir de ahora, superados los ardores de la campaña, todos asuman el compromiso de trabajar por Galicia. Rueda se comprometió a ello y a ser el presidente de todos los gallegos. “Los que no me votaron, que estén tranquilos”, les dijo.
Análisis | El PP sigue a lo suyo: otra muesca más
Alfonso Rueda ya tiene su mayoría absoluta y, por extensión, Feijóo su quinta victoria consecutiva. La necesitaba para apuntalar su liderazgo al ser las gallegas las primeras elecciones tras las generales de julio del pasado año y su frustrado intento de convertirse en presidente del Gobierno a la primera. Ahora ya puede respirar más tranquilo frente a los embates del conglomerado mediático y de poder de la derecha en Madrid con el balón de oxígeno que le ha dado Galicia y en la que se ha volcado durante toda la campaña como si el candidato fuera él y no su sucesor.
Feijóo dejó a Rueda como presidente y Rueda necesitaba el plebiscito de las urnas. Era tan legítimo presidente antes como lo va a ser ahora, pero es mucho más satisfactorio serlo cuando son los electores los que te evalúan y no el dedo del que fuera su jefe. Ahora sí que tiene la autoritas para asentar el “estilo Rueda”.
Se fue Fraga, se fue Feijóo, se acabó el baltarismo que controlaba todo lo que se movía en la provincia, llegó Rueda y el PP sigue no solo hegemónico en Galicia, sino además cosechando mayorías absolutas y encadenándolas. Con esta va por la quinta seguida, con una Xunta monocolor. No fueron los resultados más abultados, no se batieron los récords de Fraga (con 43 diputados) o de Feijóo (42), pero los 40 son más que suficientes para poner una nueva muesca a la formidable maquinaria electoral del PP.
Porque los populares son también un arma de aniquilar adversarios políticos. Está por ver si Ana Pontón, a pesar de llevar al BNG a su techo más alto y consolidarse como auténtica alternativa al PP, volverá a encabezar el cartel dentro de cuatro años, puesto que serían sus cuartas elecciones como candidata y antes de dar el paso a estas últimas, la líder nacionalista ya abrió un periodo de reflexión personal para valorar si valía la pena seguir como cabeza de cartel en lo que fueron sus terceras elecciones.
Con el PSOE, los populares no tienen piedad. Cada convocatoria con las urnas lleva a los socialistas a una especie de catarsis y nuevo liderazgo que intenta borrar todo rastro del anterior secretario xeral y candidato a la Xunta.