El BNG trata de sacudirse la mezcla de alegría y decepción que le generó un 18-F del que salen con el mejor resultado de su historia, con 6 diputados más que en 2020 hasta alcanzar los 25, pero el fracaso en el objetivo de lograr la Presidencia de la Xunta en el momento en que creían percibir al PP más débil, pues estrenaba candidato, Alfonso Rueda, y arrastraba la incapacidad de Feijóo de llegar a Moncloa. La , dos por encima de la mayoría absoluta y con el 47% de votos.
Ana Pontón cambió este lunes ligeramente el discurso respecto a la noche electoral y apeló a rechazar la “decepción” porque el 18-F marca el camino hacia un cambio político “que está más cerca” y que, según insinuó, contará con ella de nuevo como mascarón de proa.
“Estoy con más ganas, más ánimo y más fuerzas que nunca”, respondió a la pregunta directa de si lideraría la oposición gallega durante la legislatura que se va a abrir. En 2028, si se presenta como candidata, será su cuarta competición consecutiva.
Las dudas sobre su continuidad radican precisamente en los escasos precedentes de una cuarta candidatura en Galicia y las dudas que mostró en 2021 sobre si optar de nuevo a ser cabeza de cartel. Pero, por el momento, mantendrá su puesto como líder de la oposición con un peso político como nadie en el nacionalismo gallego soñó alcanzar. Casi uno de cada tres votantes eligieron la papeleta del Bloque el pasado domingo.
Pontón presidió la mañana de este lunes la reunión de la Executiva Nacional de su organización, que ahora dedicará los próximos días a analizar los datos electorales para detectar qué falló en la izquierda para que el PP lograse de nuevo mayoría absoluta.
“No cumplimos nuestro objetivo y muchas personas están decepcionadas. Quiero decirles que no lo estén. Hay motivos para la esperanza. A veces hay cambios estructurales que llevan mucho tiempo”, alegó, si bien la noche del domingo, pasadas las once de la noche, sí admitió esa sensación. “Sé que muchos están decepcionados ahora, entiendo y comparto la decepción porque sé que había muchísima ilusión en esta campaña, pero también digo que este resultado indica que este país cambió y que hay un antes y un después”, dijo entonces.
Su mensaje es casi calcado al lanzado hace cuatro años, cuando sorprendió al pasar de 6 actas a 19, el hasta ahora récord del Bloque. “No acaba nada, ahora empieza todo”, proclamó entonces. Exactamente las mismas palabras que ahora.
Las ideas fuerza del Bloque pasan por haber logrado consolidar su posición de fuerza de gobierno y ser “la alternativa indiscutible al PP y la fuerza política capaz de disputarle la hegemonía”, borrando de la ecuación a un PSdeG que sufrió tal hecatombe al caer de 14 a 9 diputados. Evitó culparlos: “Cada fuerza que haga su análisis”.
Para Pontón, “la clave del futuro es ensanchar la base” del BNG y captar más votantes para conseguir la Xunta, un cambio que la líder nacionalista percibía como imparable antes del domingo. Esa sensación resultó un espejismo, aunque “el cambio está cada vez más cerca”. Para ello, anunció un trabajo de oposición fiscalizadora de la Xunta con la premisa de velar por la sanidad, la educación y los servicios sociales.
La líder nacionalista también rechazó cualquier interpretación del 18-F en clave estatal, como se ha apresurado a realizar un PP que utiliza su victoria como ariete contra Sánchez. En otras épocas, con Feijóo como presidente de la Xunta, este se afanaba en limitar al escenario gallego cualquier lectura electoral. Hasta ahora.
“Desde Madrid siempre hacen lecturas muy variopintas. El PP quiere trazar un relato que no tiene nada que ver. Galicia acaba de decir que apuesta por una fuerza nacionalista, que somos alternativa en un contexto en el que el PP se centró mucho en atacarnos”, expuso Pontón, si bien el 18-F lo que mostró fue la quinta mayoría absoluta consecutiva de los populares. “Este resultado no iba de Madrid, ni de Sánchez ni de Feijóo. Es una lectura equivocada y de parte y que pretende hacer del resultado lo que no es”, añadió antes de pedir respeto para la autonomía.
También se refirió a la campaña de un PP volcado en atacarla, vinculándola con Bildu hasta el punto de mezclar su cara con la de Arnaldo Otegi. “Vimos a un PP usando la mentira y la difamación. En política no vale todo y hay aspectos que vamos a estudiar”, indicó sobre la posibilidad de emprender acciones legales contra los populares.