Cuando la película de Barbie se estrenó en España, los cines se tiñeron de rosa. Se desataba la absoluta locura por la muñeca más famosa del mundo. Miles de personas, ataviadas con prendas del color favorito de la muñeca de Mattel, formaban largas filas para ser los primeros en verla. Sin embargo, los vietnamitas se quedaron con la miel en los labios. La cinta más esperada del año había sido prohibida. Lo que prometía ser un mensaje de empoderamiento femenino, se había convertido en un debate político candente en el país asiático.
La cuestión que yacía detrás de la polémica era un fotograma de unos pocos segundos, en el que Margot Robbie aparecía delante de un mapa de Asia. Según Vietnam, en él aparece la ‘línea de los nueve puntos’, que representa las reivindicaciones territoriales de China en el mar de China Meridional y que Hanói considera su plataforma continental.
Warner Bros, la productora, restó importancia al asunto. “El mapa de Barbie Land es un caprichoso dibujo infantil hecho con lápices de colores. Los garabatos representan el viaje imaginario de Barbie desde Barbie Land al mundo real. No pretende hacer ningún tipo de declaración”, señaló el estudio en un comunicado.
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Sin embargo, el debate ya estaba servido. Mike Gallagher, representante republicano de Wisconsin que dirige el comité sobre China de la Cámara de Representantes, llegó a calificar el mapa como la ilustración de “la presión a la que está sometido Hollywood para complacer a los censores del Partido Comunista Chino”, señaló en una entrevista a Politico.
Que los estudios estadounidenses buscan abastecer de contenido atractivo al gigante asiático y a su mercado de más de 7000 millones de euros no es ningún secreto. Durante más de dos décadas, los productores de Hollywood han empleado diversas estrategias para cautivar al público chino, desde la contratación de actores chinos hasta el rodaje de escenas en China e incluso la inclusión de animales emblemáticos del país, como el panda de Zootopia. Sin embargo, algo está cambiando. La gallina de los huevos de oro ya no es lo que era.
Durante el último año, las producciones nacionales generaron un total de 46.000 millones de yuanes en ingresos de taquilla, lo que supuso el 83,77% del total nacional. El ránking de las diez películas más vistas del año estuvieron completamente dominadas por cintas chinas, con la comedia Full River Red encabezando la lista, seguido de la superproducción de ciencia ficción La Tierra errante 2 y el drama policíaco No More Bets en segundo y tercer lugar respectivamente. Ni siquiera grandes éxitos mundiales como Barbie u Oppenheimer consiguieron asomar la cabeza por el decálogo de películas más exitosas de China.
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Bye, bye, miss America
Las historias de Hollywood ya no resultan tan atractivas como solían ser. Cuando las películas estadounidenses entraron en China, explica Wendy Su, profesora asociada de la Universidad de California Riverside y autora del libro China’s Encounter with Global Hollywood: Cultural Policy and the Film Industry, 1994-2013, “fueron acogidas con entusiasmo por un público chino anhelante de reforma y modernidad”. Las películas de la meca del cine eran la novedad de un estilo de vida que muchos chinos deseaban.
No obstante, tras más de un cuarto de siglo de inmersión, el espectador chino ya no está obsesionado con las superproducciones. Para Zhi Feina, profesor de la Academia Nacional de las Artes, el “rutinario estilo narrativo de Hollywood ha perdido atractivo en China”, declaró al China Daily. Y es que según el docente, la actual corriente dominante en el gigante asiático refleja la confianza e identidad nacionales, especialmente entre los jóvenes, que expresan una clara preferencia por contenidos que “reflejen o sean relevantes para su propia cultura y experiencias”.
Esta tendencia también refleja el creciente antagonismo entre ambas superpotencias, algo que ha permeado la sociedad. Ante esta situación internacional, Pekín ha avanzado en sus esfuerzos para convertirse en una influencia cultural en el mundo, apoyando a sus cineastas para crear películas acordes con las doctrinas nacionalistas del Partido Comunista.
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“El empeoramiento de las relaciones bilaterales y los cambios geopolíticos han inflamado el ánimo nacionalista del público chino y lo han alejado aún más de la cultura pop estadounidense y lo han puesto del lado de su propio gobierno desde que la administración Trump lanzó la guerra comercial”, indica Su.
Técnica hollywoodiense, héroes chinos
La exitosa película de 2019 La Tierra errante fue un buen ejemplo del mensaje nacionalista que Pekín quiere trasladar al mundo en torno al nuevo papel de China en el sistema internacional. Ambientada en un futuro próximo en el que nuestro planeta es inhabitable, la película presenta a unos héroes chinos que se erigen frente al fracaso de los sistemas internacionales. Los chinos ya no quieren que el protagonista sea un astronauta de la NASA, sino que prefieren que sea un taikonauta —como se conocen a los astronautas chinos—.
La Tierra errante resultó una película refrescante en el ámbito internacional por diversas razones, entre las cuales se encuentra una narrativa que se aparta de las convenciones de las grandes producciones de Hollywood. Sin embargo, las técnicas de rodaje de la cinta recogían muchos elementos de los blockbuster hollywoodienses. La combinación de la espectacularidad característica del cine estadounidense con una historia local resultó ser un rotundo éxito en el gigante asiático. En su conjunto, la película logró recaudar más de 600 millones de euros, convirtiéndose en ese momento en la segunda película más taquillera en China de todos los tiempos.
Dos años después, otra película de marcado carácter nacionalista irrumpió en las taquillas alcanzando cotas desconocidas. La Batalla del Lago Changjin, producida por el Departamento Central de Propaganda como parte de las conmemoraciones del centenario del PCCh, se erigió como la obra cinematográfica más exitosa en la historia del país. La trama narra la épica resistencia de los soldados de los Voluntarios del Pueblo Chino en medio de un crudo invierno y frente al despliegue de armas más avanzadas por parte de los enemigos estadounidenses y surcoreanos durante la Guerra de Corea (1950-1953).
“Toda la cultura de la China actual ha pasado de ser pro-occidental y pro-Hollywood a ser anti-occidental y de creciente nacionalismo”, afirma Su. Ante este panorama, y si no cambian drásticamente las relaciones con Estados Unidos, añade la profesora, es muy probable que la tendencia continúe en el futuro próximo y que las grandes cintas provenientes de Hollywood pierdan terreno entre las películas más exitosas en China. El principal mercado del mundo es, cada vez menos, una tierra fértil para la meca del cine mundial.
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