Los ministros de Exteriores de la UE han aprobado este lunes por unanimidad el lanzamiento de una nueva misión militar naval en el mar Rojo, que ha sido bautizada como Aspides. Su mandato «defensivo» será escoltar a los buques mercantes y repeler cualquier ataque de los rebeldes hutíes, derribando misiles o drones. Pero a diferencia de Estados Unidos y Reino Unido, la operación de la UE no participará en acciones ofensivas contra las bases de los hutíes en Yemen.
«Con el lanzamiento de Aspides, la Unión Europea está respondiendo rápidamente a la necesidad de restablecer la seguridad marítima y la libertad de navegación en un corredor marítimo altamente estratégico. La operación desempeñará un papel clave en la salvaguardia de los intereses comerciales y de seguridad, por el bien de la UE y de la comunidad internacional en general», ha dicho el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell.
La operación Aspides se coordinará «estrechamente» con la misión antipiratería Atalanta que lidera España, según el acuerdo de los ministros. El Gobierno español ha decidido excluirse de Aspides con el argumento de que España ya tiene más de 3.000 militares desplegados en misiones de la OTAN, la UE y la ONU. Sin embargo, en Bruselas lo atribuyen a la oposición de los socios de Pedro Sánchez a esta misión naval.
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La operación se realizará a lo largo de las principales líneas de comunicación marítimas en el estrecho de Baab al-Mandab y el estrecho de Ormuz, así como en aguas internacionales en el mar Rojo, el golfo de Adén, el mar Arábigo, el golfo de Omán y el golfo Pérsico.
El comandante de la operación será el contraalmirante griego Vasilios Griparis, mientras que para comandante de la fuerza se ha designado al contralmirante italiano Stefano Costantino. La misión tendrá su cuartel general en Larissa, Grecia. En un primer momento se prevé que Francia, Alemania e Italia aporten una fragata cada uno, mientras que también se contempla una patrulla aérea posiblemente italiana, según han explicado fuentes diplomáticas.
Alrededor del 15% del comercio mundial circula a través del mar Rojo vía el estrecho de Baab al-Mandab y el canal de Suez. Desde el inicio de los ataques de los rebeldes hutíes (aliados de Hamás y apoyados por Irán) contra buques mercantes que alegan que están relacionados con Israel, la mayoría de las navieras ha decidido modificar sus rutas.
La alternativa para evitar el mar Rojo es bordear la costa de África por el cabo de Buena Esperanza. Pero ese desvío alarga el tiempo de viaje una docena de días, con el consiguiente encarecimiento del coste del transporte. Según los cálculos de Bruselas, los plazos de entrega para los envíos entre Asia y la UE han aumentado entre 10 y 15 días y los costes del transporte se han disparado un 400%, según los datos de Bruselas.
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