Tras la sufrida y rocambolesca victoria en Vigo, vaya final de partido, Xavi recurrió a la estadística para sacar una conclusión inesperada: según el big data, el Barça sería líder de la Liga porque crea muchas ocasiones, pero no las finaliza con acierto. Traducción, jugamos muy bien, generamos más que el Madrid o el Girona, pero no marcamos goles y por eso estamos donde estamos. ¿En qué se equivoca Xavi? En nada, él no puede marcar los goles. Lo que hace el entrenador del Barça, para entendernos, es intentar transmitir el buen trabajo que hace el equipo que dirige, cómo es capaz de encontrar las debilidades del rival y, claro, el poco acierto de cara al gol. Si no hubiésemos visto ningún partido esta temporada, pensaríamos que el equipo de Xavi es un nuevo dream team sin rematador, un equipo de excepción con delanteros fallones. Pero no. Este Barça tiene problemas con el gol, claro, pero juega mal y la clasificación es justa con lo que vemos domingo tras domingo. Diga lo que diga el big data.
Fútbol y tecnología
Hoy en día, la mayoría de los entrenadores de élite utiliza los datos, la estadística avanzada, ese mundo infinito que es el big data. Las nuevas herramientas permiten analizar el fútbol con mayor precisión, evolucionar y detectar imperfecciones y áreas de mejora. Podemos medir la masa muscular del futbolista, prepararle para estar al cien por cien en la fase de la temporada que creamos mejor para el equipo. Planificar absolutamente todo con una precisión de cirujano. En el fútbol de antes, una pizarra y un rotulador eran las armas que tenía el entrenador para explicar a sus jugadores cómo atacar o defenderse del rival. Por supuesto, ningún ordenador registraba los datos para elaborar conclusiones avanzadas de rendimiento. Un ayudante se sentaba en la grada con un boli y un cuaderno en la mano y ya. Eran los elementos de los que disponían los técnicos. En estos días, lo vemos partido tras partido, los ayudantes reciben en el banquillo imágenes seleccionadas por sus analistas para poder solucionar lo que no funciona. Por suerte, lo imprevisible, la genialidad, se sigue imponiendo al frío dato de una máquina.
Xavi y Mourinho
Por eso, porque el fútbol y el deporte no son una ciencia exacta, Xavi se equivoca al lanzar ese mensaje. Las sensaciones, lo que se ve en el campo, supera lo que pueda decir el famoso (y muy útil) big data. Xavi, hay que decirlo, tiene la capacidad de no dejar indiferente a nadie en las salas de prensa. Yo creo que no se explica bien. A diferencia del jugador que siempre elegía el camino correcto, el Xavi entrenador mete la pata a menudo ante los micrófonos. Debería hablar con Mourinho, pedirle consejo. El portugués es el mejor ante la prensa, considera sus comparecencias una parte más del partido. Unas veces para blindar al vestuario poniéndose de escudo y otras para motivar a futbolistas que no habían reaccionado a sus críticas en privado. Xavi es lo contrario. Ni blinda, ni motiva. Confunde a todos. Quizá no esperaba tantas críticas por su glorioso pasado. Puede ser que le haya pllado desprevenido, pero sus palabras suenan a excusa. Y ya no cuela.