Alicia Valero (Zaragoza, 1978) observa y analiza desde hace dos décadas las causas y consecuencias del agotamiento de los recursos de la Tierra, un trabajo que le ha llevado a la publicación de ‘Thanatia: límites materiales de la transición energética’. Un examen del que es testigo de primera mano como directora del grupo de Ecología Industrial del Instituto CIRCE de la Universidad de Zaragoza, donde Valero y su equipo trabajan en la búsqueda de soluciones a un problema de escala planetaria. Una labor, tanto científica como divulgativa, afrontada con ética, perspectiva y corazón, que ha sembrado una semilla indeleble, no solo en colegas y alumnos, sino también jóvenes artistas que han basado sus obras en el trabajo de la investigadora aragonesa. Todo un motor del cambio en el que la visión de la ciencia desde los ojos de la mujer cobra una dimensión sustancial.
El interés por el campo del agotamiento de recursos desde el punto de vista de la ingeniería química, su objeto de estudio, ha acompañado a la investigadora aragonesa en una carrera profesional que le ha llevado a países de varios continentes. “Desde hace veinte años (y parece que fue ayer) analizo cómo el ser humano está agotando los recursos del planeta. Junto a mi maestro, mi padre Antonio Valero, escribí la teoría ‘Thanatia‘, el planeta degradado hacia el que nos dirigimos si continuamos extrayendo sin límite los minerales de la Tierra. Hoy lidero un equipo de una decena de investigadores e investigadoras que trabajamos para mejorar la eficiencia en el uso de los recursos a nivel industrial, pero también local y global. Nuestras investigaciones nos permiten visualizar de forma nítida que la rapidez con la que estamos degradando el planeta es extremadamente insostenible. En un planeta finito, no caben deseos infinitos”, explica la doctora.
Nombre: Alicia Valero Delgado
Profesión: Ingeniera Química y Doctora.
Cargo: Investigadora y profesora universitaria.
Lugar y año de nacimiento: Zaragoza, 1978
Trayectoria: Actualmente es investigadora y docente en el departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Zaragoza, y directora del grupo de Ecología Industrial del Instituto CIRCE de la Universidad de Zaragoza. Forma parte de varios comités de expertos internacionales, es monitora y revisora de proyectos europeos en el programa Horizonte 2020 y Horizon Europe de la Comisión. Es coautora de más de cien publicaciones científicas y capítulos de libro. Ha realizado trabajos de investigación en Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Toulouse, Siemens y Price Water House Coopers (PwC). Es coautora del libro “Thanatia: límites materiales de la transición energética”, una obra sobre los límites de los recursos minerales.
El lema de su día a día: «¿Qué puedo hacer hoy para contribuir a que seamos mejores seres humanos?»
«Hay que despertar el interés de las niñas desde edades tempranas, es positivo que vean a referentes con los que puedan sentirse identificadas»
Una carrera ligada a una disciplina “muy asociada al género masculino”, en cuyo desarrollo confiesa no haber experimentado dificultades por el hecho específico de pertenencia al género femenino. “Creo que, en España, estamos avanzando en la buena dirección. Pero es muy importante no bajar la guardia, porque si bien ahora estamos bastante bien, todo lo que han logrado nuestras madres y abuelas en el pasado puede irse al traste en cualquier momento, como se está viendo, por ejemplo, en Afganistán. Me da mucho miedo la proliferación de partidos de extrema derecha que puedan poner en peligro estos avances”, comenta Valero.
Instinto de protección
Alicia Valero es coautora de más de cien publicaciones científicas y capítulos de libro en un campo de presencia masculina y femenina cada vez más equilibrada. “En mi grupo de investigación estamos tanto mujeres como hombres. Somos todos personas y no he notado diferencias de, por ejemplo, rendimiento, por el hecho de ser de un sexo o de otro. Todas y todos aportamos con nuestras fortalezas particulares. Lo que sí es una evidencia es que, en general, las mujeres tenemos ese instinto de protección que se aplica no sólo a la crianza, sino también al entorno y a la naturaleza. Una sociedad con más presencia de mujeres en la toma de decisiones probablemente sería una que cuidase y respetase más la naturaleza, los valores y las tradiciones”, explica.
«Una sociedad con más presencia de mujeres en la toma de decisiones probablemente sería una que cuidase y respetase más la naturaleza, los valores y las tradiciones»
Una visión que parte no solo del expertise de su trabajo investigador y docente, sino también de su bagaje en los diversos comités de expertos internacionales de los que forma parte, así como de su labor como monitora y revisora de proyectos europeos en el programa Horizonte 2020 y Horizon Europe de la Comisión. Una visión global sobre retos también globales, como el agotamiento de recursos del planeta, que “como investigadora, docente, madre, mujer y terrícola me siento en la responsabilidad de alertar a la sociedad del problema y dar ejemplo. Esta preocupación se la transmito a mis alumnas y alumnos de Ingeniería, porque la ingeniería sin ética puede ser más destructiva que constructiva. Pero, más allá de la docencia universitaria, la creación científica no sólo debe compartirse con nuestros colegas, sino que hay que contarla a los gobiernos, la industria y la sociedad civil”. Razón por la cual “mis esfuerzos docentes, investigadores y, cada vez más, divulgadores, los estoy dedicando a poder aportar y formar parte de ese motor del cambio tan necesario. Porque, aunque el planeta sea finito, la capacidad que tenemos para crear o innovar es infinita”.
‘Palomica, palomica’
Alicia Valero es “mamá de dos niños de doce y ocho años”, y se ha formado “y forjado como persona”, apunta, en países como EE.UU, Alemania, Francia o Reino Unido. Pero “el amor por la tierra y la familia”, confiesa, le hizo volver a Zaragoza. “`Raíces y alas´, como me enseñó mi abuelo, cuya jota favorita era `Palomica, palomica´. Mi pasión es la investigación y la docencia, y tengo suerte de poder ejercerlas desde la Universidad de Zaragoza en el Instituto CIRCE y en el departamento de Ingeniería Mecánica”, explica la investigadora aragonesa.
Una carrera en la que, según explica, “ser mujer no he ha perjudicado. De hecho, diría que, a día de hoy, estoy experimentando casi lo contrario. Como se busca la paridad de género, y esto se cuida mucho en Europa, estoy últimamente más solicitada que mis compañeros masculinos, para, por ejemplo, divulgar un trabajo conjunto. La conciliación la llevo bastante bien porque puedo ser en buena medida flexible en mis horarios de trabajo. Me siento privilegiada por ello”, expone la investigadora.
Referentes desde etapas tempranas
La doctora zaragozana, que ha realizado trabajos de investigación en Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Toulouse, Siemens y Price Water House Coopers (PwC), afronta todos sus proyectos, y su día a día, con una frase que define su modo de ver la vida y la ciencia: “¿Qué puedo hacer hoy para contribuir a que seamos mejores seres humanos?”. Una voluntad que también se traduce en una influencia transversal que trasciende de lo científico o académico, y que alcanza la esfera social y artística. “Mi experiencia me dice que no basta con comunicar el conocimiento. Hay que inspirar con el corazón. Hace unos meses, una joven artista con talento a raudales me emocionó al decirme que mi trabajo inspiró una de sus obras. ¡Qué maravilla, ciencia y arte unidos por una causa común! Estos pequeños triunfos, como el de que tus alumnos te digan que has sembrado una semilla en ellos, me dan fuerzas para continuar. Y, como buena aragonesa, ¡no desistiré en el intento!”, promete.
Una simiente que también considera que es esencial que sea plantada en las mentes de las y los más pequeños. “Hay que despertar el interés de las niñas desde edades tempranas. Es positivo que vean referentes con los que puedan sentirse identificadas. Ahora, por ejemplo, en los libros de texto de Primaria ya aparecen en cada lección ejemplos de mujeres que han logrado cosas importantes en la ciencia. Ojalá que estas acciones permitan aumentar la presencia femenina en carreras como la Ingeniería”, asevera esta docente de la Universidad de Zaragoza, que tiene un especial mensaje para todas aquellas niñas y jóvenes que se sientan inspiradas por su trayectoria. “Les diría lo mismo que a mis hijos. No importa lo que quieras ser de mayor, lo importante es que escojas aquello con lo que verdaderamente disfrutes. No te conformes con aprender la lección, ve más allá. Hazte preguntas, experimenta tú misma lo que estudias, ten una visión crítica, aprende de los referentes y respétalos, conoce lo que se hace en otros lugares, se ciudadana del mundo… Y cuando tengas la maleta bien cargada de todos estos aprendizajes y experiencias, vuelve a los orígenes, aplícalos para que la sociedad avance, y enseña a las que un día serán niñas como tú. El camino puede ser largo y tortuoso, pero al final merecerá la pena”, concluye.