El italiano Jarno Zaffelli (1976) tiene un trabajo tan mágico como exigente. Desde la dirección de Dromo, la encargada del diseño del circuito de Madrid para el GP de España, tiene que cumplir con los sueños y las exigencias de los que llevan años siguiendo la Fórmula 1. También de los que han perdido el apetito por las carreras. Por supuesto, ha de alimentar los deseos de los que se engancharán en un futuro. Y no menos importante: ha de cumplir con todos los anhelos del pequeño Zaffelli, un apasionado de los deportes de motor desde que tiene uso de razón.
De la razón, precisamente, ha de tirar constantemente para sobrevivir a los complicados equilibrios que requiere imaginar un trazado de Fórmula 1, donde se combinan entretenimiento, velocidad, riesgo y pasión. «Sobre todas las cosas nosotros somos apasionados de los deportes de motor. Aplicamos esa pasión a nuestros diseños. Hemos visto carreras con nuestros abuelos, padres e hijos. Y sabemos lo que es mantener intensos debates con nuestras familias y amigos sobre lo que estas modalidades suponen», cuenta Jarno Zaffelli a El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica.
Dromo, responsable de Paul Ricard o Zandvoort
El responsable de la compañía que ha realizado la propuesta del trazado que discurrirá por Ifema y sus alrededores es un profesional donde el pensamiento científico y el creativo se dan la mano en un cóctel único. Todo está en la cabeza de Zaffelli y todo sale de ella a la vez. Como los proyectos de remodelación del Circuito Paul Ricard en Francia o de Zandvoort en Países Bajos, con los peraltes (curvas con pendientes) como seña de identidad.
«Amamos y apreciamos todos los circuitos, pero es cierto que a mí me encantan los trazados antiguos con peraltes, ya sea Zandvoort, Sitges, Indianápolis, Monza o Suzuka. Pero como dice un amigo mío, cuando le preguntan sobre esto, responde que el mejor siempre es el último circuito que hemos diseñado o construido», justifica el diseñador italiano. Y ese es precisamente el de Madrid, presentado hace unas semanas, con una longitud de 5,474 kilómetros, 20 curvas de entre 12 y 15 metros de anchura y que tendrá un tiempo por vuelta estimado de 1 minuto y 32 segundos.
El circuito del GP de España será de alta velocidad, con puntas de hasta 300 km/h. Contará con dos rectas muy largas, de 1.000 y 1.500 metros, precedidas de dos frenadas muy fuertes. Se contemplan hasta cuatro zonas de adelantamiento. «Es un circuito que desafiará los límites de los pilotos y los monoplazas. De los hombres y de las máquinas. Un lugar donde la audiencia fijará su atención en el esfuerzo de los participantes. Será el fruto del trabajo de las mejores mentes», ambiciona Zaffelli, para el que el trazado de Madrid es un desafío por peculiaridades como la integración con los pabellones de Ifema, el recinto ferial de la capital y ‘core’ de la carrera.
La modularidad del GP de España facilita su integración
La dirección del recinto ferial, que encabeza José Vicente de los Mozos -«el GP de España es una realidad gracias a su liderazgo»- realizó un concurso por invitación. Hubo una investigación previa para identificar qué compañías podían participar. «Participamos en una jornada de puertas abiertas para visitar el lugar. Aprovechamos para hacer preguntas y después hicimos nuestra oferta. Quedaron impresionados con nuestra definición técnica integral y sabían que éramos comercialmente competitivos», explica Zaffelli, el principal firmante de un proyecto pensado en global.
Dromo no solo tiene en cuenta el diseño del circuito, también se plantea las cuestiones operativas y el aspecto financiero. La idea es que el GP de España tenga un «paddock club cubierto, climatizado y con todos los servicios para los equipos», tal y como avanzó De los Mozos, ex alto directivo de la industria automotriz, en la presentación de la prueba.
«Las infraestructuras de Ifema, con sus pabellones, proporcionan un entorno único que aprovecharemos como diseñadores. Además, contribuye a los objetivos de sostenibilidad y operabilidad de la FIA (Federación Internacional del Automóvil), la FOM (Formula One Management) y la propia Ifema. Los equipos no necesitarán traer sus sistemas de ‘hospitality’. Será un evento aerotransportable», explica el diseñador italiano.
¿Qué quiere decir esto en la práctica? Pues que las instalaciones del recinto ferial ofrecen un ahorro operativo de costes. Las escuderías no necesitarán ir con transporte pesado. Podrán desplazarse desde el cercano aeropuerto de Barajas, tal que si fueran a Abu Dabi o Las Vegas. Esto favorece la ubicación de Madrid en cualquier altura del calendario, circunstancia que lógicamente ha reforzado su inclusión. Es cierto que cada vez hay más pruebas (24 en la temporada que viene) y meses de competición (diez), pero también que los trazados tienen que adaptarse a los frenéticos desplazamientos del ‘Gran Circo’, donde cada vez prima más la experiencia.
Pensar en los patrocinadores y no olvidar a los ciudadanos
El trazado de Madrid ha sido concebido teniendo en cuenta todos los requisitos a los que expone un gran premio de F1. «Será un espacio muy singular y exclusivo, sobre todo en términos de experiencia, sobre la que pivotará una carrera emocionante. Necesitábamos un diseño que brindase una excelente visión tanto para los espectadores como para los que verán el GP de España por televisión. La operativa exige pensar el evento desde todas las perspectivas«, explica Zaffelli.
El CEO de Dromo asegura que «el evento no perturbará la vida normal de Madrid, sino que aportará un sabor adicional a la ciudad. Habrá muy poco uso para el trazado de vías públicas. El visitante podrá apreciar y disfrutar de la capital de España». El acceso rápido desde el aeropuerto de Barajas y las plazas hoteleras de las que se dotará Valdebebas, distrito que acogerá el gran premio, atraerán a 120.000 asistentes. El impacto económico de cada edición será de entre 450 y 500 millones por edición.
«El circuito y su diseño deben equilibrar todos los aspectos. Por ejemplo, si no hay suficientes tribunas, esto impactará en el modelo de ingresos. Si no se asigna suficiente espacio para los patrocinadores o la fiesta está demasiado lejos, desaparecerá el impacto del ocio», analiza el italiano. Porque el GP de España es un negocio que, según datos de la Comunidad de Madrid, generará «cerca de 10.000 puestos de trabajo directos».
Una «versión embrionaria» que es «solo el comienzo»
Pero nada funcionará sin una carrera emocionante y ahí es donde Dromo ha redoblado esfuerzos. Con el uso de elementos identitarios como los peraltes. «Están presentes en las carreteras, en las autopistas y hasta en la naturaleza. Eran la esencia de los primeros circuitos, óvalos que proporcionaban emoción desde todos los ángulos. Ifema, en el lado norte, ofrece muchas oportunidades. Si el cliente quiere, se puede explotar el concepto ‘más peralte’. Es una de las características que ofrecemos en nuestro servicio a la carta», desgrana Zaffelli.
Para llevar a cabo esta creación, Dromo ha escuchado a la parrilla, «porque si los pilotos no están contentos es sinónimo de que el trazado no es bueno y eso afectará a la carrera». Y, por supuesto, será el altavoz de un proyecto pensado para los seguidores que, en el caso de España, desean ver a Fernando Alonso viviendo su último baile en Madrid y a Carlos Sainz como líder de algún proyecto que luche por el Mundial.
«Estáis viendo una versión embrionaria del GP de España. Un adelanto de las muchas innovaciones que este trazado traerá el mundo. Solo es el comienzo», deja caer Zaffelli. Él es la cabeza responsable de un proyecto que pretende romper los moldes de la Fórmula 1, con todo el realismo de carreras que van al límite y las aspiraciones de un futuro que supera hasta los escenarios imaginados en videojuegos. «Entendemos lo quieren los aficionados, porque los primeros fanáticos somos nosotros».