Vox presentó a Álvaro Díaz-Mella como candidato a la presidencia de la Xunta tres semanas después de confirmar que el partido concurriría a las elecciones de este 18-F. Del 20 de diciembre al 10 de enero, cuando el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la formación ultra oficializó su aval a este vigués de 62 años, hubo tiempo suficiente para decidir si era el perfil capaz de impulsar a los de Abascal en Galicia, comunidad que se ha erigido como un auténtico bastión ante el tirón de la extrema derecha. Había razones para meditar bien su designación, si estaría a la altura y cumpliría las expectativas; Díaz-Mella, presidente provincial de Vox en Pontevedra, fue aspirante a la alcaldía de Vigo en las últimas locales, el 28 de mayo de 2023, y menos de dos meses después, el 23 de julio, intentó dar el salto al Congreso de los Diputados como cabeza de lista por la provincia en los comicios generales que adelantó Sánchez. En ambos frentes no consiguió el apoyo suficiente para lograr representación, ni en el Concello ni en Madrid. Y ayer —como dice el dicho, no hay dos sin tres— ocurrió lo mismo.
Los verdes mejoran sus números (32.493 votos, casi 5.700 más) pero las cuentas no dan para que puedan ocupar un escaño en el Parlamento gallego. Quedan por delante de Democracia Ourensana (15.312), que sí tendrá presencia en el Pazo do Hórreo, y Sumar (28.171). Solo por detrás de PP (700.491), BNG (467.074) y PSdeG-PSOE (207.691). Vox recolectó un 21,3% más de papeletas que en el 12-J de 2020 y registró incrementos dos de las cuatro las provincias —Pontevedra (11.642 votos, +0,3 puntos), A Coruña (14.896, +0,33), Ourense (2.607, -0,53 puntos) y Lugo (3.348, -0,28 puntos)— y tres de las siete ciudades —Vigo (3.610, +0,21 puntos), A Coruña (3.170, -0,01), Santiago de Compostela (922, +0,01), Lugo (982, -0,53), Ourense (769, -0,91) y Ferrol (910, +0,33)—. Lo hizo prácticamente en consonancia al aumento de la participación —un 18,3% más, 1,49 millones de habitantes—, ya que mejoró mínimamente en porcentaje de votos —pasó del 2,04% de hace tres años y medio al 2,19% actual—.
Lejos de arropar a Díaz-Mella, que para sorpresa de los medios no valoró públicamente los resultados, Santiago Abascal siguió el escrutinio desde la sede nacional del partido, en la madrileña calle de Bambú; si bien en un principio estaba previsto que pasara la noche electoral en Santiago de Compostela, desde donde siguió el recuento Díaz-Mella. El presidente de Vox admitió los débiles resultados de la formación ultra, aun sacando pecho del mayor apoyo obtenido, y acto seguido pasó al ataque asegurando que “tampoco es un buen resultado para España”.
“Aunque Vox avanza, lo ha hecho en votos, lo ha hecho en porcentaje, se convierte en la cuarta fuerza política de Galicia, superando incluso a Sumar y a Podemos juntos, que pudieron participar en los debates y pudieron disfrutar de todo lo que implica la campaña electoral, la publicidad institucional, es verdad que no es un buen resultado para Vox”, indicó Abascal tras el escrutinio. “No podemos felicitarnos ni felicitar a nadie en el día de hoy”, agregó, reconociendo que avanzaron “insuficientemente”.