Vox presentó a Álvaro Díaz-Mella como candidato a la presidencia de la Xunta tres semanas después de confirmar que el partido concurriría a las elecciones de este 18-F. Del 20 de diciembre al 10 de enero, cuando el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la formación ultra oficializó su aval a este vigués de 62 años, hubo tiempo suficiente para decidir si era el perfil capaz de impulsar a los de Abascal en Galicia, comunidad que se ha erigido como un auténtico bastión ante el tirón de la extrema derecha. Había razones para meditar bien su designación, si estaría a la altura y cumpliría las expectativas; Díaz-Mella, presidente provincial de Vox en Pontevedra, fue aspirante a la alcaldía de Vigo en las últimas locales, el 28 de mayo de 2023, y menos de dos meses después, el 23 de julio, intentó dar el salto al Congreso de los Diputados como cabeza de lista por la provincia en los comicios generales que adelantó Sánchez. En ambos frentes no consiguió el apoyo suficiente para lograr representación, ni en el Concello ni en Madrid. Y ayer —como dice el dicho, no hay dos sin tres— ocurrió lo mismo.