Uno de las señales de que una sociedad es democráticamente madura es su capacidad para diferenciar qué vota en cada ocasión. No es lo mismo elegir al alcalde de una localidad que al presidente de una comunidad y mucho menos al jefe del Ejecutivo. Los resultados de este domingo en Galicia han demostrado esa madurez de su población. A excepción del imperturbable PP, que siempre ronda las mismas cifras, el resultado del resto de formaciones nada tiene que ver con los que obtuvieron hace menos de siete meses, en las elecciones generales. ¿Que variaciones se han producido?