Canarias es la Comunidad Autónoma más y mejor preparada para afrontar la caída de los ingresos en 2025 por la reducción de las transferencias del Estado. Frente a la mayoría de las restantes regiones, las Islas se encuentran en situación de equilibrio estructural y tienen la deuda bajo control. De hecho son el único territorio de régimen común que puede presumir de cumplir esas dos condiciones establecidas en el artículo 135 de la Constitución: no caer en déficit estructural y no tener un endeudamiento superior al 13% de su Producto Interior Bruto (PIB). Solo Navarra y País Vasco, las dos comunidades forales, encaran el abismo fiscal de 2025 en tan envidiable condición. Por eso la preocupación en la Consejería de Hacienda del Gobierno de Canarias no está tanto en 2025 como en 2024. En conseguir que el Ejecutivo central acceda a flexibilizar la regla de gasto en favor de las autonomías que cumplan esos dos principios constitucionales. Si el Ministerio de Hacienda acepta la propuesta del Gobierno regional, el Archipiélago podrá exprimir sus recursos al máximo y no tendrá mayores dificultades para sacar adelante el ejercicio de 2025. El problema vendría si el Ejecutivo de Pedro Sánchez no correspondiera a los esfuerzos que los sucesivos Gobiernos canarios, y los propios canarios, vienen haciendo desde 2012 por cumplir los principios de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera. Los mismos principios que en otros territorios se saltaron a la torera.