Cosecha de cereal dañada por la sequía en una imagen de archivo. / JUANI RUZ

Se acrecientan los efectos de la actual sequía. Las lluvias de las últimas borrascas son pequeñas gotas en un océano desecado. La sequía es un riesgo silencioso pero constante. En la actual coyuntura vemos llover uno o dos días y pensamos que ya todo está solucionado. Pero los días secos se van acumulando, las reservas se agotan mientras las demandas de agua son constantes. Ocurre, además, que en actual contexto de cambio climático -que hay quien niega por desconocimiento- lo cíclico acusa cada vez más las alteraciones de este proceso imparable que ya altera la circulación atmosférica en nuestra península Ibérica. En España la sequía es un rasgo destacado de sus variedades climáticas.