El Valencia empató contra el Sevilla un partido que por méritos, planteamiento, talante, esfuerzo… y un sinfín de factores debió ganar. Y lo empató porque su acierto en los últimos treinta metros del campo estuvieron muy alejados del mostrado en los primeros 70, pero nuevamente la falta de desequilibrio, de talento diferencial en el equipo, le ahogó y le condenó a no materializar en ocasiones claras lo que especialmente en la segunda parte fue un baño a un Sevilla que no fue capaz de producir absolutamente nada en campo contrario y que apenas pudo ver el color de la equipación de Giorgi Mamardashvili.

Varios datos llaman mucho la atención, pero quizás el que más fue el bajísimo nivel de acierto en los regates: cuatro buenos de 14 intentados o, lo que es lo mismo, solamente un 19 por cien de acierto, muriendo muchas acciones en el momento de la verdad que acabaron llevando al equipo a no marcar contra los sevillistas, una circunstancia que se ha dado tres veces en los últimos cuatro partidos, en los que el Valencia solo le ha marcado al Almería en los únicos dos golpeos a portería que produjo en aquel encuentro. 

El equipo supo salir jugando, gobernar por completo el centro del campo con la actuación del doble pivote Pepelu-Guillamón que pasó por encima de Sow y Soumaré, pero en el tramo final apenas supo como encontrar fisuras que le llevaran a situaciones de disparo, buscando el centro como principal recurso, pero dándose de bruces con una defensa de tres sevillista sin dificultades para custodiar el área. Ni pases filtrados entre líneas ni éxito en las acciones de uno contra uno, el equipo dejó patente esa falta de calidad individual que le ha dejado el desmantelamiento del equipo perpetrado por Peter Lim en las últimas temporadas y que no ha subsanado en el mercado de fichajes. En invierno solamente ha llegado Peter Federico desde el Real Madrid Castilla (Primera RFEF) y su rendimiento es todavía una incógnita. 

En el encuentro de este sábado Fran Pérez volvió a ser el que lo más intentó, pero no acertó en sus acciones. Ninguno de los cuatro regates intentados le salió. Sergi Canós, por su parte, ocupó un carril más central y no encaró en acciones de uno contra uno, tratando de marcar la diferencia con golpeos desde media distancia que no encontraron portería. Sus relevos fueron Jesús Vázquez, que apenas entró en juego, y Peter Federico, que tuvo alguna buena acción pero que tampoco brindó al equipo las soluciones que demandaba. Ni siquiera Javi Guerra, que no acaba de encontrar ese nivel diferencial mostrado a principio de temporada.