La ciudadanía gallega está llamada hoy a las urnas para escoger el rumbo político que tomará la comunidad durante los próximos cuatro años en el proceso electoral autonómico más incierto de los últimos quince años. Tras una campaña que se preveía de perfil bajo y que, finalmente, alcanzó una intensidad elevada todos los estudios demoscópicos apuntan a que son dos los posibles escenarios al cierre, esta noche, del escrutinio: el continuismo popular encarnado en Alfonso Rueda o un viraje a la izquierda que catapulte a Ana Pontón a ser la primera presidenta en la historia del Ejecutivo gallego. Pase lo que pase, la decisión de la comunidad será mirada con lupa desde Madrid al tratarse de los primeros comicios tras la investidura de Pedro Sánchez gracias al ‘sí’ de Junts.
Durante la jornada de reflexión, los tres principales candidatos a la Presidencia de la Xunta coincidieron dos veces a lo largo del día, un hecho para nada habitual. Por la mañana, los tres participaron, en Marín, en el acto de homenaje a las víctimas del Villa de Pitanxo, dos años después del naufragio del buque morracense en aguas de Terranova.
Previamente, Alfonso Rueda había acudido con sus hijas, Bea y Marta, y su mujer Marta a realizar una caminata por el monte Pedroso, en la capital gallega, donde aprovecharon para “sentarse y charlar al aire libre”.
Ana Pontón, por su parte, regreso a la capital gallega para disfrutar de un vermú en las calles del casco histórico junto a amigos, entre los que se encontraba la alcaldesa compostelana, Goretti Sanmartín.
Besteiro tras el homenaje a los marineros, aprovechó para tomar un café con los militantes socialistas de la agrupación local de Marín. Entre ellos estaba Sergio, nieto de una de ellas que no se bajó de los brazos del candidato socialdemócrata.
Marta Lois fue, sin duda, la más atrevida de la jornada, y acudió por la mañana a Porto do Son para realizar un vuelo en parapente sobre la ría de Muros y Noia.
Alfonso Rueda, Ana Pontón y José Ramón Gómez Besteiro volvieron a coincidir por la tarde, en este caso, en el Estadio Municipal de Balaídos donde el Celta se enfrentó al Barcelona. No obstante, no hubo encuentro, ya que mientras los candidatos popular y socialista vieron el partido desde el palco, la candidata nacionalista se fundió con la afición celtiña en las gradas del estadio olívico.