El Real Oviedo de Luis Carrión firmó ayer uno de los mejores partidos del equipo desde qué el conjunto carbayón ascendió a Segunda División. El resultado logrado ayer deja clara una cosa: da la impresión de que elija lo que elija y saque lo que saque al campo el técnico catalán, este equipo funciona. Un Seoane sobresaliente y un Cazorla que derrochó experiencia ayer en el césped del Tartiere firmaron una de las mejores participaciones del año, a pesar de que no están acostumbrados a partir desde el once inicial. De hecho, el de Llanera, fue el que más balón tocó, con un total de 78, más pases acertó, logrando 55; fue el segundo en porcentaje de envíos, con un 90,2 %; y fue el hombre que más balones recuperó, once. Jimmy, por su parte completo, de manera bastante notable el centro del campo.
Otro de los destacados, sin duda fue Alemão. Al punta se le ven detalles que podrían ayudar al Oviedo a conseguir el objetivo. Moyano se fue del Tartiere firmando un hat trick y demuestra que es uno de los mejores jugadores de la categoría. Los cinco goles que el Oviedo endosó ayer al Burgos, «la manita», sientan un precedente, esconden la derrota del pasado sábado en Gijón, y acercan al conjunto azul a la zona de playoff de ascenso, unos puestos en los que sin duda, el Oviedo dejó claro que merece estar (si no en los de ascenso directo).
Álex Millán, Camarasa y Paulino vieron ayer a los suyos desde el palco. Aunque lo de vieron, es relativo, porque no pararon de firmar autógrafos durante todo el partido. Es lo que tiene, claro, cuando eres futbolista profesional y juegas para un equipo tan querido como el Oviedo. Eres el ídolo de los niños y de los no tan niños, y atender a los tuyos va en el sueldo, como se suele decir. Podrían haberse negado, claro. Pero no lo hicieron. Ni mucho menos. Recibieron con una sonrisa a cada una de las personas que se acercaron a ver más de cerca a sus ídolos. Seguro que hubiesen preferido estar en el verde, aunque en una grada como la del Tartiere tampoco lo pasas mal. Y más, claro, si tu equipo cumple y hace un gran partido como el que firmó ayer el conjunto de Luis Carrión.
Desde el «Michu, quédate», hasta las gafas de Bolo, hacen un Oviedo azul
La tarde de ayer fue de reencuentros. Michu, Joni Montiel, Bolo, Rubén Reyes… Son algunos de los hombres que en algún momento de su vida pasaron por la casa azul y que se fueron.
Pero ayer tuvieron la oportunidad de volver, aunque fuera por un rato, al Tartiere. Todos ellos, pertenecientes a la órbita del Burgos, a excepción de Rubén Reyes, ex director deportivo del conjunto carbayón que actualmente presta sus servicios en el Getafe de Primera División, y que ayer disfrutó del recital del Oviedo desde el palco, como acostumbraba a hacer en el pasado. Joni Montiel y Bolo, ex jugador y ex entrenador del Oviedo respectivamente, seguro que no lo pasaron muy bien ayer en el feudo azul. Michu, actual director deportivo del Burgos y ex jugador azul, tuvo el corazón dividido, y sus aficionados entonaron cánticos tras los rumores de su marcha: «Michu, quédate».
Homenchenko firma un gran debut con la zamarra azul
Santiago Homenchenko hizo ayer su debut oficial como jugador del Real Oviedo. Fue el mejor escenario para hacerlo, con un Tartiere a reventar de aficionados muy emocionados por la goleada al Burgos. El mediocentro uruguayo firmó veinte minutos buenos, y dejó la sensación de que Luis Carrión podrá tirar de él cuando sea necesario. Homenchenko, que fue el último fichaje de este mercado de invierno, está llamado a ser un jugador con vistas a futuro, aunque ya tiene calidad suficiente para jugar en este Oviedo, que ayer pareció de Primera.
Un grupo de aficionados de Burgos vio a su equipo «a pecho descubierto»
Dicen que si paseas durante una fría noche de invierno en Burgos puedes ver a la estatua del Cid Campeador moquear. La ciudad castellana es, sin duda, una de las urbes con las temperaturas más bajas de España. Por ello, sus habitantes, los burgaleses, están hechos de otra pasta en lo que a aguantar las gélidas temperaturas se refiere.
Buena muestra de ello dieron ayer un puñado de aficionados visitantes que disfrutaron de todo el partido de los suyos en el Tartiere a pecho descubierto. No fue un día, el de ayer, demasiado frío. Pero calor no hacía, es febrero en Asturias. «Un paraíso playero para nosotros», seguro que pensaron esos chavales que suelen pasear por delante de su bella catedral y por el paseo del Espolón con una «rebequita». «Por si refresca». Sus madres seguro que esperan que además de la derrota ayer, no regresen con una pulmonía.