Las lluvias de las últimas semanas han empezado ya a notarse en el campo y en los pantanos de la provincia de Córdoba, que llevan años sufriendo la sequía. Especialmente importante es el caso del embalse de Sierra Boyera, entre Peñarroya-Pueblonuevo y Belmez, del que dependen para el suministro los 80.000 habitantes de las dos comarcas del Norte (Guadiato y Los Pedroches), que se había secado por completo el año pasado por primera vez desde la brutal sequía de los años 90. Ahora ha recuperado una parte de su lámina de agua. Es poco, pero hay motivos para la esperanza.
Gabriel Benítez, jefe del servicio de Producción de la empresa de aguas de la Diputación provincial, Emproacsa, explica que ahora mismo en Sierra Boyera hay 3,5 hectómetros cúbicos del líquido elemento recogidos gracias a las lluvias caídas desde la semana pasada. Esa cantidad puede parecer poco, pero es la mitad del consumo anual medio de las dos zonas del norte cordobés. Supone casi un 10% de la capacidad total de Sierra Boyera, lo que significa una alegría y un alivio tras varios meses al cero por ciento. No quedaba ni una gota de agua.
La calidad del agua
Sin embargo, por el momento ese agua ya embalsada no se puede usar para el abastecimiento doméstico. Benítez advierte de que no se pueden lanzar aún las campanas al vuelo. Hay que tener en cuenta que el agua caída, y que ha llegado a través de los cauces fluviales y las escorrentías hasta Sierra Boyera, se ha mezclado con los lodos y sedimentos que habían quedado a la vista en el fondo del pantano. No se sabe aún la calidad que tiene el líquido ni los tratamientos que, en su caso, habría que aplicarle en la planta potabilizadora de Emproacsa en la zona.
El responsable de la empresa pública aclara que ya se han solicitado los pertinentes análisis del agua embalsada, que se conocerán en las próximas semanas. Hasta entonces no se podrá recurrir a Sierra Boyera para el abastecimiento, sino que el agua tendrá que seguir llegando desde La Colada, a 40 kilómetros de distancia, que sigue igual de contaminada que hasta ahora, por lo que los habitantes del norte aún no pueden usar el agua del grifo para beber, aunque sí para otros menesteres.
Según Benítez, en relación Sierra Boyera, «hay que tener cuidado porque ese agua la estamos analizando y estamos viendo su calidad. Es un embalse que se quedó vacío. Hay que ver la calidad del agua, ya veremos cuando tengamos los análisis. Entiendo que la gente tenga ganas de tener agua, pero no se pueden dar falsas expectativas, no ganamos nada con eso. Entiendo la preocupación, pero el empleo de ese agua no es inmediato». En cualquier caso, Benítez habla de «esperanza» para llevar de nuevo el agua potable a los grifos de los 80.000 habitantes de las comarcas del Guadiato y Los Pedroches.
Solo con las lluvias de hace unos días han caído en la zona de Sierra Boyera 62 litros por metro cuadrado, una cantidad importante pero aún insuficiente para empezar a desterrar el término «sequía». Las previsiones de Benítez indicaban que debía llover en torno a 300 litros por metro cuadrado durante el otoño o en los dos primeros meses del invierno para que Sierra Boyera se recuperase a unos niveles aceptables. Esa cantidad ya ha caído en la zona, pero desde septiembre hasta febrero. «Si eso hubiera llovido en dos meses, por ejemplo, desde diciembre hasta ahora, estaríamos hablando ahora de otra cosa», explica el alto cargo de Emproacsa.
Mientras llueve o no lo hace, la empresa pública de abastecimiento de la Diputación sigue adelante con sus planes de obras de adaptación de la planta potabilizadora de Sierra Boyera. En la actualidad, el agua que llega a los hogares del norte de la provincia proviene del embalse de La Colada, en el término municipal de El Viso, gracias a una conexión de urgencia que se puso en marcha la pasada primavera. Al poco tiempo de su entrada en funcionamiento, los técnicos se dieron cuenta de que el agua estaba tan contaminada que no se podía beber ni siquiera tras los potentes tratamientos que se le aplican en Sierra Boyera. Había que buscar otra alternativa, pero desde entonces el agua para beber o cocinar llega en camiones cisterna hasta los municipios.
Plan de emergencia
La solución llegó de la mano de Emproacsa y fue anunciada a finales del año pasado por el propio Benítez y el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes. Se trata de un plan de contingencia que cuenta con cuatro medidas diferentes que se pondrán en marcha en el pantano de La Colada, en los depósitos intermedios del Cuartanero y en la propia planta potabilizadora de Sierra Boyera.
Esos planes van a buen ritmo y se están desarrollando acordes al calendario previsto. Incluso alguna de las actuaciones se está adelantando, aclara Benítez. Si todo marcha bien y se cumplen los plazos propuestos, en primavera la ETAP de Sierra Boyera estará en condiciones de ofrecer agua potable, aunque sea con la mínima calidad posible. La inversión prevista para ejecutar estas actuaciones ronda los cuatro millones de euros, de cuya financiación se encarga la Junta de Andalucía, aunque su ejecución es cosa de la sociedad Emproacsa.
Entre medias se han cruzado los últimos planes anunciados por el Gobierno central para la comarca, que ahora pasan por la construcción de una nueva planta potabilizadora, de acuerdo con la información aportada por la Subdelegación del Gobierno. No se conocen los detalles de esta inversión, ni si la supuesta nueva planta será compatible con las instalaciones ya existentes.
En cualquier caso, Benítez cree que lo ideal sería modernizar lo que ya hay. Ese plan existe y fue formulado hace una década, aunque hasta ahora no se había llevado a cabo. En la actualidad sí entra en las cábalas de la Diputación provincial, si bien no se pondrá en marcha como poco hasta que no terminen las inversiones de urgencia.
Pantanos cordobeses
No sólo Sierra Boyera, sino todos los pantanos ubicados en la provincia de Córdoba han mejorado su situación gracias a las últimas lluvias. Un caso paradigmático es el embalse de Martín Gonzalo, del que se abastecen los municipios de la zona oriental del Valle del Guadalquivir. Hasta hace unos días se encontraba también en situación crítica.
Ahora, sin embargo, las lluvias han hecho que el Martín Gonzalo «haya salvado el año», en palabras de Benítez. Tiene agua embalsada suficiente como para durar hasta principios del año que viene.
En su conjunto, y a fecha de 17 de febrero, los pantanos cordobeses tienen 685 hectómetros cúbicos, de acuerdo con el último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (que no incluye los datos de La Colada, dependiente del Guadiana).
Esa cifra es tan sólo un 20 por ciento de la capacidad teórica máxima de la provincia, que supera los 3.300 hectómetros. Sin embargo, en solo una semana los embalses han logrado retener 76 hectómetros cúbicos. Toda ese agua retenida alcanzaría para llenar dos veces Sierra Boyera. Hay motivos para la esperanza.