Pelayo está sufriendo mucho por la situación de Lola. Tras perder el juicio, la joven debe pagar una indemnización a Elena y cumplir una orden de alejamiento hacia Malena, lo que ha llenado de angustia a los Gómez, que no saben cómo van a poder salir hacia adelante.
En medio de este torbellino de problemas, Pelayo ha agradecido a Marisa estar a su lado, aunque también ha lamentado que ella esté en Madrid, envuelta en este caos, en lugar de disfrutar de la vida maravillosa que le había prometido.
Sin embargo, Marisa se ha mostrado, una vez más, muy comprensiva. Ella sabe que la vida no siempre sigue el curso que esperamos y le ha recordado al amor de su vida que lo más importante es la unión y el apoyo mutuo.
La mujer ha conseguido sacarle a Pelayo una sonrisa en la cara. El padre de Marcelino se siente muy orgulloso por estar con una mujer tan buena como Marisa. El amor siempre se paga con amor.