Hay tres sistemas que me fascinan cómo funcionan, por su precisión, organización y, sobre todo, por el poco margen al error y su resistencia a la frustración: un submarino (como paradigma del funcionamiento de la Armada), un equipo de Fórmula 1 (como paradigma del deporte del motor) y un restaurante (como paradigma de un negocio de cercanía).
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